«El mundo nace en cada beso», un fotomosaico en BCN convertido en icono de la libertad

Se inauguró en julio de 2014 dentro de los actos conmemorativos del Tricentenario, derrota de Barcelona en 1714 frente a las tropas borbónicas. El tema era abierto pero el eje «la libertad». El fotomosaico que desde entonces luce en la Plaza Isidre Nonell en el distrito de Ciutat Vella lo conforman un total de 4.000 azulejos mandados por los lectores de El Periódico y estructurados y concebidos para dar forma a esta imagen por el fotógrafo y artista Joan Fontcuberta.

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Los azulejos se distribuyen en 80 columnas y 50 filas ocupando una superfície de 30,8 metros cuadrados (3,8 de alto por 8 metros de largo). Las fotografías se escogieron en base al color y su densidad, según el autor. Si uno se acerca un poco descubre muchas imágenes de temática familiar, también paisajes naturales y urbanos, parejas, el espacio del mercat del Born -reabierto un año anterior y espacio central del Tricentenario-, imágenes minimalistas, divertidas, retratos… La inventiva era abierta a la creatividad de los participantes en base a su particular concepción de la libertad. El alcalde aquel año, Xavier Trias, argumentó que con esta actuación se «dignificaba un espacio que antes estaba degradado» y en referencia al mensaje del fotomosaico aseguraba que se trataba de «una metáfora extraordinaria de Catalunya que recuerda los hechos de 1714″.

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El fotomosaico lleva por nombre «El mundo nace en cada beso». Su autor, en esta línea, aseguraba que con esta creación quería alejarse de planteamientos tristes o melancólicos, propios de otros lugares, «de lamentos», precisaba, para buscar «una perspectiva más positiva, optimista, alegre». El punto de partida fue el lema del Tricentenario «Vivir libre», con la esperanza que este lugar acabe por convertirse en un icono.

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Lo cierto es que más allá de las voluntades expresivas o reivindicaciones políticas, ideológicas o sociales, esta plaza en este tiempo -apenas poco más de cinco años- es uno de los lugares más fotografiados de la ciudad. Cerca de puntos muy céntricos como la Catedral o el «Portal de l’Àngel» (zona comercial de primerísimo orden en la capital catalana), raro es el día que pasando enfrente de este fotomural no se ve a alguien – muchos, turistas- inmortalizando su visita posando frente a los dos labios que se besan con fruición. Vale la pena, como ya se ha dicho, acercarse y descubrir como desde la corta distancia se trata de infinidad de imágenes con muy poca conexión temática -más allá de la personal concepción de cada lector de la libertad- que conforman una unidad integrada y coherente. El color y la fotocomposición son lo que le da sentido construyendo una imagen potente. //