EstĆ” algo Ā«en desusoĀ» o Ā«de capa caĆdaĀ». Esas son algunas de las expresiones sobre la Estación de Francia de Barcelona en los Ćŗltimos tiempos. EstĆ” claro que ya no es uno de los grandes y principales nudos ferroviarios de la capital catalana, que ha pasado a otros puntos y sobre todo a la Estación de Sants. AĆŗn asĆ, la Estación de Francia es, de lejos, la mĆ”s bonita (o esa es nuestra impresión) y, ademĆ”s, segĆŗn datos de Adif, sigue teniendo un peso significativo en el trĆ”fico de personas y lĆneas de media distancia. Los CercanĆas sĆ que han pasado a moverse por otros lados.

En cualquier caso, quien haya puesto un pie en esta estación del barrio del Born (en la calle del MarquĆØs d’Argentera y muy cerca del Parque de la Ciutadella), no se habrĆ” quedado indiferente. Representa uno de los grandes exponentes en Barcelona de la Arquitectura del Hierro, junto, precisamente a otro equipamiento muy cercano como fue en su momento el Mercat del Born, reabierto como espacio de cultura y memoria en 2013.

En lo que se refiere a la Estación de Francia -conocida como Estación-TĆ©rmino de Barcelona hasta 1988- estĆ” mĆ”s que reconocido su gran e interesante valor histórico y monumental. Data del primer tercio del siglo XX, de hecho se inauguró con motivo de la Exposición Internacional de 1929 y fue la primera que conectaba con ParĆs. Las conexiones con la capital francesa son evidentes no solo por ese hecho sino tambiĆ©n por las similitudes con la Estación de Orsay y por el uso del hierro cuyo gran referente fue en su momento y lo sigue siendo la Torre Eiffel. En el caso de esta estación destacan su vidrieras, cĆŗpulas, el vestĆbulo, los juegos con la luz… Y su gran amplitud, con sus doce vĆas de tren.

TambiĆ©n destaca por el uso de materiales nobles como el mĆ”rmol y el bronce, que le otorgan un claro carĆ”cter seƱorial. En el CafĆ©-restaurante Ć©ste tambiĆ©n es muy palpable, como asĆ constatamos durante nuestra visita ya que, casualidades, habĆan despejado el espacio para una posterior actuación. Eso nos facilitó visualizar de forma palmaria su estructura y gran belleza, particularmente esplĆ©ndida aquella tarde mientras algunos viajeros hacĆan tiempo esperando la llegada o salida de su respetivo convoy.

En 1992 volvió a reabrirse despuĆ©s de su remodelación, que coincidió en esta ocasión -como tantos otros equipamientos de la ciudad- con la inauguración de los Juegos OlĆmpicos. Hoy, ademĆ”s, de su evidente naturaleza destinada al transporte ferroviario, tambiĆ©n aloja ferias, mercados, salones… Durante cierto tiempo fue el emplazamiento principal del Salón del Cómic. Lo cierto es que se vaya o no a coger el tren, la Estación de Francia bien merecida la visita, que ademĆ”s se localiza en una zona agradable con muchos otros estĆmulos como el Parque de la Ciutadella, el barrio del Born, la Iglesia de Santa MarĆa del Mar (espectacular), la playa, la Barceloneta… Recomendable, de todas todas.
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