Hace tiempo que Málaga está de moda, que está en boca de mucha gente y que es una de las urbes del sur de la Península y del conjunto del país que irradia más empuje y energía positiva. Su centro histórico representa una buena combinación, equilibrio, entre la sofisticación, modernidad, de un urbanismo actual, agradable y bien planificado con el sabor y los aires de unos barrios tradcionales, con el encanto propio de la personalidad de sus gentes y poso de su historia, mezcla de culturas y de episodios pasados variados y de índole diversa.

Uno de sus lugares más destacados es la Alcazaba (que en árabe significa «ciudadela») y que es de origen musulmán, Se construyó entre los años 1057 y 1063 por orden del rey de taifas bereber de Granada, Badis. Después pasaría por las manos de almorávides, almohades y por el reino nazarí. Todos dejaron en ella huella de su dominio. Muy cerca quedan los restos de un antiguo teatro romano (de ciertas dimensiones y fácilmente visible desde la Alcazaba y que, seguro, a corto plazo, puede añadir un nuevo atractivo a toda esta zona). La Alcazaba, por su parte, situada a los pies del monte Gibralfaro, conecta mediante un pasillo resguardado por la muralla con el Castillo en lo alto, de funciones defensivas y construído en el siglo XIV para proteger a la ciudadela.

El Castillo, de bonitas vistas, desde lo alto, sobre toda la ciudad de Málaga y también sobre la playa, puerto y sobre los 360 grados a su alrededor es, según leemos, uno de los monumentos más visitados de esta urbe. Recibe su nombre de un antiguo faro y fue reconquistado por los Reyes Católicos el verano de 1487 haciendo de éste su residencia temporal en sus andaduras por esta parte de las tierras andaluzas. Dos lugares que se visitan relativamente rápido (ojo con la subida, especialmente si hace calor. Mejor hacerlo a una hora más ‘fresquita’) y que están en buen estado de conservación pero que mejor complementar con una buena documentación previa o mediante audioguia (que no tenemos claro si se incluye y que mejor consultarlo). La suma de la información puede aportar un valor ‘extra’ al recorrido por sus estancias.

Y si la Alcazaba y el Castillo son dos espacios ineludibles, también lo es la Catedral, como ellos mismos conocen, y cuyo nombre completo es de Nuestra Señora de la Encarnación. Es un lugar importante, como ellos mismos señalan desde la web del propio Ayuntamiento y es que no se puede dejar de lado la dimensión religiosa todavía muy presente en toda esta parte del país (sirvan las procesiones de Semana Santa como ejemplo). Esta Catedral se empezó a construir donde antes había una primitiva mezquita almohade en 1530. Y no se terminó hasta prácticamente el siglo XVIII e inacabada, ya que faltan los remates de la fachada y de la torre sur. Aún así, es bastante impactante. Recomendable, tanto desde fuera como sobre todo su interior.

Y acabamos este pequeño repaso, como no podía ser de otro modo, con el Museo Picasso, abierto en 2003, según subrayan en consonancia con la voluntad del propio artista, que quería que parte de su legado quedara en su ciudad natal. Así, esta pinacoteca ofrece más de 200 piezas que suponen un repaso a la dilatada trayectoria del genio malagueño durante casi ocho décadas de prolífico trabajo, que lo llevó mediante la experimentación a a través de distintas etapas creativas. Sin duda, es uno de los museos dedicados al pintor -considerado uno de los más importantes de todo el siglo XX- más importantes del mundo. Este museo es el más visitado de Andalucía.

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