Santiago y los peregrinos tienen mucho que ver con esta villa navarra, bastante próxima a Pamplona, y de nombre muy evocador. Puente la Reina evidentemente hace volar la imaginación y preguntarse sobre si realmente se refiere a una monarca o se puso por alguna razón más abstracta, metafórica o histórica pero no tan literal. La realidad es mucho más simple, aunque parecen existir dudas fundadas o sin aclarar -y a estas alturas, difícil ya que lo hagan en el presente o futuro más inmediato- sobre la reina en cuestión.
Sí, hay un puente que es el que da nombre al pueblo y parece haberse construido mucho tiempo atrás, en el siglo XI, sobre las aguas del río Arga y, según leemos, «para facilitar el paso de los peregrinos procedentes de toda Europa». Detrás de su construcción podría haberse encontrarse ciertamente una reina pero no está claro quién exactamente. Así, en el panel informativo que se encuentra justo al lado se usa el adverbio «seguramente» para referirse a las dos posibles candidatas: por un lado, «doña Mayor, esposa del rey Sancho el Mayor»; y por el otro, «doña Estefanía, esposa del rey García el de Nájera».

Puente románico
El puente, de una longitud de 110 metros por cuatro de ancho y 7 arcos de medio punto, contaba en sus orígenes con dos torreones defensivos, a ambos extremos del puente, y uno central con una pequeña capilla con una talla en piedra, renacentista, del siglo XVI dedicada a la Virgen del Puy y que con los cambios llevados a cabo en 1843, al ensanchar el puente, se trasladó a la parroquia de San Pedro. Con dicha transformación también desapareció el torreón occidental, aunque se preservó el portal de la Carnicería. Por cierto, en época de la existencia de la capilla circulaba la leyenda del Txori, «pajarillo» en euskera, que hacía mención a dicha ave que con el pico y las alas limpiaba la cara de la virgen. Sea como fuere, se trata, según subrayan, de «una de las mejores muestras de arte románico de la Ruta Jacobea».

Iglesia de Santiago
Otro de los grandes puntales de esta villa es la Iglesia de Santiago, en la calle Mayor y que inicialmente era un templo románico del siglo XII, que cuatro siglos más tarde, en el XV, con el crecimiento económico y demográfico de Puente la Reina, se amplió, derribando partes del antiguo templo pero adquiriendo unas dimensiones que se han llegado a calificar de «catedralicias». Hay que decir que desde dentro la estampa es francamente imponente y espectacular y que sorprende ya que desde fuera puede que no dé esa impresión. En el siglo XVIII volvería a experimentar nuevas remodelaciones que la llevarían, más o menos, hasta su aspecto actual. (ver fotos en nuestro IG: @ev_revista)
En la calle Mayor, que cuenta con 213 casas a lado y lado, de aspecto señorial e incluso algunas palaciegas, las plantas bajas son sobre todo de origen medieval y renacentista mientras las primeras son ya fundamentalmente barrocas. Destacan por la presencia en algunos casos de blasones barrocos o neoclásicos. Siguiéndola, conecta el Puente con la Iglesia, pasa también por la plaza donde se ubica el Ayuntamiento y que se llama de «Julián Mena». Se construyó en el siglo XVI como espacio de reunión y para la celebración del mercado y de espectáculos taurinos. El consistorio se ubica en la Casa del Regadío o Cubiertos, con una galería porticada inferior, a pie de calle, con 13 arcos de medio punto.

Historia
Puente la Reina data del siglo XII, fundada por el rey Alfonso el Batallador, amurallada, y con vecinos oriundos pero también francos, judíos y habitantes de las cercanías. Se extendía desde el río hasta el prado de Óbanos sobre Murugarren. Tenía por entonces 21 torres y cuatro puertas de entrada, además de foso y barbacana. Hoy, en el Paseo todavía se conservan 4 torreones. En el siglo XVI, Carlos II la amuralló en forma de campamento romano, con los portales de Mercandil, San Pedro, del Puente (también conocido como Carnicería) y el de Suso. Este última también se denominaba «del Relox» -por razones obvias- y era la que recibía a los peregrinos. En 1800 fue destruida.
Por nuestra experiencia, el Puente y la Iglesia de Santiago son los dos puntos imprescindibles y de mayor interés de esta villa. Les siguen y también valen la pena dar una paseo por su calle Mayor y recrearse algo en la Plaza Mena con su galería porticada. También, por supuesto, hacer alguna parada para comer o tomar algo -Navarra cuenta con productos de la huerta de gran valor, prestigio y reconocimiento, así como sus embutidos, quesos y muchos de sus vinos-. Si se combina la visita a esta villa con la de otro punto próximo, mejor que mejor. Uno, puede ser la iglesia románica de Eunate y que también se encuentra en alguna de las rutas de peregrinación. //
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