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Marsella y sus vínculos con el mítico protagonista de «El Conde de Montecristo»

Es la segunda ciudad más grande de Francia, con cerca de 900.000 habitantes y algo más de 1,5 millones en toda el área metropolitana, solo superada por París y con una historia milenaria que viaja mucho en el tiempo como colonia comercial griega -Massalia- establecida en el siglo VI aC, procedentes de la ciudad de Fócea (Turquía) y que guarda una leyenda por la que el jefe local, como gesto de hospitalidad, casó a una de sus hijas, Gyptis, con el griego Protis.

Los orígenes de aquel asentamiento se localizan en lo que hoy es el Puerto Viejo, que después pasaría por manos romanas, se conocería en la Edad Media como «Marsiho» y que ha llegado a la actualidad convertida en un polo dinámico del Mediterráneo por su potente actividad comercial. El Puerto Viejo sigue siendo hoy punto neurálgico de Marsella, clave para sus propios vecinos, lleno de actividad y movimiento y, por ende, muy interesante también desde el punto de vista turístico. En él se encuentra el edificio del Ayuntamiento, la iglesia de Saint-Ferreol del siglo XVI y origen tiempo más atrás templario… Y que está lleno de restaurantes, comercios, tiendas de souvenirs, etc. pero también paradas y mercado de pescado. De allí, frente a la casa consistorial, salen ferrys que permiten dar una amplia vuelta por todo el litoral de la ciudad desde finales del siglo XIX y que se han modernizado con la incorporación de energías renovables para el transporte.

En sus cercanías se encuentran dos fuertes, de Saint-Nicolas y Saint-Jean, que durante un tiempo, convivieron con un potente puente transportador, enorme estructura metálica, inagurada en 1905 pero que fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial. Y ojo también al sinfín de objetos que se encuentran y sacan de sus aguas: bicis, patinetes, sillas… Durante nuestra visita, el abanico de elementos, en estado bastante cuestionable, era amplio. (Más fotos en nuestro perfil de IG: @ev_revista).

Basílica de Notre-Dame de la Garde, el monumento más visitado de la ciudad. / @IRV

Basílica de Notre-Dame de la Garde

Y si éste es uno de los puntos neurálgicos, la Basílica de Notre-Dame de la Garde, no muy lejos, es el más visitado de Marsella, con cerca de dos millones de personas cada año que se acercan a esta imponente basílica románico-bizantina, situada sobre una cima de 154 metros, con amplias panorámicas sobre la ciudad y hacia el mar y donde todavía se conservan partes de un antiguo fuerte. La fortaleza se levantó en 1525 por orden de Francisco I para proteger a Marsella de los ejércitos del borbón Carlos V. Un poco antes, en el siglo XIV, mediante decreto de Carlos II de Anjou, se había incluido a este lugar como puesto de vigilancia: función que mantuvo hasta 1978. Es decir, durante gran parte de su historia, esta zona de la ciudad ha tenido una clara función y naturaleza de vigilancia, militar y religiosa.

Respecto a la Basílica, se localiza donde desde 1214 hubo una capilla y santuarios dedicados a la Virgen. La primera piedra de la actual se puso en 1853, consagrándose el 5 de junio de 1864. Destaca por tener, en lo alto, una figura de la madre de dios, muy llamativa y de 11,2 metros de alto, que curiosamente no mira hacia su hijo sino al mar presentándoselo. Es una figura muy querida y admirada por los marselleses y marsellesas, actuando en cierto modo como protectora, especialmente de pescadores y marineros.

Enfrente y desde 2013, en uno de los viejos muelles, se levantó el Museo de la Civilización Europea y Mediterránea (MOCEM), muy interesante desde una perspectiva arquitectónica y moderna, que incorpora grandes avances tecnológicos y que dialoga -puede que de forma algo extraña- en todo ese espacio con la propia Basílica enfrente o de espaldas al museo, según se mire. Para los apasionados de la arquitectura, su fachada, sin duda, les llamará mucho la atención. A pocos metros, se ubica el Fuerte de Saint-Jean, restaurado y que data del siglo XII.

Seguimos nuestro periplo con una pequeña incursión en el interior de la ciudad y que nos lleva al Palacio Long-Champs: una fuente espectacular, monumental, con dos edificios a los costados que albergan respectivamente los museos de Ciencias Naturales y de Bellas Artes (este último, el más antiguo de Marsella y que data de 1802). Detrás cuenta con unos jardines, admirados y frecuentados por sus vecinos. Esta construcción, que data de 1869 pero que culmina un proyecto que se empezó a plantear en el siglo XVII, simboliza la consecución de un gran objetivo: conseguir hacer llegar a esta urbe agua procedente del río Durance, situado a más de 8o kilómetros de distancia y que se logró mediante 18 acueductos y trabajos que se extendieron a lo largo de diez años. Una epidemia de cólera en 1855 es la que había hecho más urgente la necesidad de este proyecto.

Fachada de este notable museo, el MOCEM, sobre las cvilizaciones europea y mediterránea. / @IRV

Islas Freoul y Castillo de If

Y acabamos este repaso con dos apuntes, que nos llevan al mar: las islas Frioul y el Castillo de If. De las primeras, reseñar que son cuatro, de clima bastante salvaje y, por lo tanto, geología árida, sobre todo en lo que a vegetación se refiere y una fauna predominantemente de aves. Y que cuenta con una población, Port-Frioul, con una buena oferta comercial y que combina (en la isla de Pomègues) con propuestas senderistas sencillas, bien señalizadas y que se pueden cubrir en unos 45 minutos. Las islas son propiedad de Marsella desde 1971.

Del Castillo de If, erigido en 1516 por Francisco I, por sus características, rápidamente fue utilizado como prisión. Uno de sus inquilinos más famosos y protagonista de la obre de Alexandre Dumas, «El Monte de Montecristo«, fue José Custodio Faria. De hecho, cada año, desde 1999 en el mes de junio se celebra el «Montecristo Challenge» por el que unos 800 nadadores se lanzan a sus aguas para cubrir la distancia hasta el castillo. Éste se abrió al público -antes había abandonado su función como cárcel que desempeñó durante largo tiempo- en 1890. //

(Más fotos y contenidos en nuestro perfil de IG: @ev_revista).

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