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Atenas (I), sin duda y para siempre entre las grandes maravillas del mundo

Es una ciudad con una historia de más de 3.000 años -cosa que pocas urbes del mundo pueden decir- y con un peso en el pensamiento y la organización política y social en Occidente incomparable; gran influencia de la Roma posterior, que bebería en buena medida de muchas de las cosas ya implementadas en la ciudad-estado griega. Y también importante, por sus distintas aventuras bélicas y por el desarrollo del comercio marítimo. Todas éstas, por lo tanto, son razones más que de sobras que hacen la visita interesante y recomendable. De todos modos, ‘no es oro todo lo que reluce’ y en Atenas, aquellos años de esplendor hace mucho que han quedado atrás. Además, la crisis económica de 2009 ha causado estragos y el aspecto de Atenas no está acorde a su enorme potencial.

Sea como fuere, sigue atesorando una de las grandes maravillas del mundo: la Acrópolis y, sobre todo, el Partenón, que le garantizan un lugar preferente y destacado entra los destinos principales del planeta. La Acrópolis se erige en un lugar estratégico que daba ventaja a su moradores. Y de ahí, que ya fuera habitado en época de la Edad de Piedra. Son 40 hectáreas de superfície, a una altura de 92 metros sobre el nivel del mar y, según leemos, con «diversidad de manantiales de agua» que aún acentuaban más su naturaleza como enclave privilegiado.

Literlamente significa «ciudad alta». Y entre lo mucho por ver, destaca sin ninguna duda el Partenón (447 a.C.), dórico, constituído por 46 columnas de más de 10 metros de alto y que se ensanchan algo en la parte central. De hecho, no hay en este templo dedicado origaniramente a la diosa Atenea Partenos («la Virgen») ninguna línea recta (aunque a simple vista pueda parecerlo). La escultura de la diosa, por cierto, apenas duró hasta el siglo IV, cuando desapareció. El Partenón fue ideado por uno de sus artistas más destacado, Fidias. Hoy, los mejores momentos para visitarlo son por la tarde, bañada por la suave luz del atardecer. O a primera hora de la mañana, cuando todavía refresca y no hay excesiva gente. Después, es lugar preferente para la selfie o los múltiples posados de rigor.

Otros lugares interesantes quedan a su vez bastante cerca, sin entrar todavía a destacar dos de sus grandes museos (que incluímos en el segundo artículo sobre Atenas). Vale la pena, así, darse una vuelta por el barrio de Plaká, uno de los más antiguos de la ciudad, de calles estrechas y laberínticas y en algunos casos empinadas y que en la actualidad es lugar ideal para tomar algo o cenar. O, también muy próximo, el barrio de Monastiraki: comercial, que recoge el nombre de un monasterio de hace diez siglos (cerca de mil años) y que fue gran centro de culto. En esta misma plaza, de Pantanassa, destaca una mezquita del siglo XIX de origen turco y colindante con el bazar.

Es una parte de la urbe no excesivamente grande, con lo que se puede recorrer bien a pie, con calma, sin prisas, y dejarse llevar, aunque también mejor si se hace con la ayuda de un mapa (físico o digital) para localizar algunos de los emplazamientos más llamativos. Entre éstos, puede ser interesante echarle un vistazo a la antigua Ágora Romana, que data del siglo I a.C. y que, según leemos, en su época contaba con un reloj de agua alimentado por los manantiales de la Acrópolis y por su famosa Torre del Viento. Y también, la gran superfície del Ágora, en este caso, griega, casi tan antigua como la propia ciudad, que fue centro de la ciudad durante gran parte de su historia clásica. Por sus calles -«Ágora» significa «punto de reunión»- caminaron grandes figuras como Sócrates, que departió por sus rincones durante gran parte de su vida y fue ejecutado, triste e injustamente, también en este punto de Atenas. Zona de mercado, en la actualidad queda poco de todo aquello pero algnas cosas todavía se mentienen en pie.


 

En el segundo artículo dedicado a Atenas repasaremos los dos grandes museos, el Nacional de Arqueología y el de la Acrópolis, y también echaremos un vistazo al Monte Likavetos, el Estadio Olímpico, el Templo de Zeus, el Jardín Nacional o la plaza Syntagma.


(Más fotos y contenidos en nuestros perfiles en Facebook, Twitter e Instagram: @evrevista)

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