Benalmádena, su Marina y el particular homenaje a Colón y el descubrimiento de América

Repasamos algunos de los principales atractivos de uno de los destinos más caractarísticos de la Costa del Sol: Benalmádena, que goza de muy buen clima, con una media aproximada de «cerca de 300 días de sol al año». Argumento, éste, que puede que explique por qué se encontrara en esta parte del sur peninsular ya un yacimiento de origen humano en tiempo tan remoto como hace cerca de 15.000 años. Concretamente en la Cueva del Toro, en el monte Calamorro y puede que uno de los datos menos conocidos (entre los más destacados) de esta población.

Luego vendrían tartesos y fenicios. Estos últimos parece que atraídos por las minas de metales, como sobre todo la plata. Por entonces dos de los grandes recursos eran la agricultura (vid y olivos) y la pesca. Más tarde, ya en nuestra era, sería el turno de romanos en el siglo III dC, cristianos (s. IV) o la decadencia de todos ellos en manos de los bárbaros (vándalos en su mayoría) apenas un siglo más tarde (s. V). Del s. X en adelante fue el turno de la presencia musulmana que, según apuntan desde el propio municipio, fue esencialmente y como en buena parte de Andalucía «pacífica».

La Reconquista, en cualquier caso, no siguió los mismos derroteros diplomáticos: fue por la sangre y la destrucción, que causó verdaderos estragos sobre la población en dos fechas bastante próximas. Tanto en 1456, bajo la batuta del rey Enrique IV, como de los Reyes Católicos, en 1485. Desde aquella época y hasta el siglo XIX la urbe fue desarrolándose siguiendo los vaivenes propios de la historia en el país. La vid tuvo un papel fundamental hace casi 200 años, en sentido positivo para su desarrollo pero también negativo por los efectos de la filoxera; y que además se vieron agravados por pandemias causadas por el cólera, tifus y paludismo, que redujeron notablemente su número de habitantes. Estas cifras empezaron a recuperarse tiempo más tarde, a partir de los años cincuenta del siglo pasado, con un cambio de rumbo y con el turismo como el gran motor de crecimiento.

De aquella época destaca la gran profusión de hoteles construídos, siendo el pionero el «Costa del Sol». Algunas décadas más tarde surgiría el Puerto Deportivo, con más de un millar de amarres y considerado una de las marinas más importantes del mundo. Destaca también, por supuesto, como zona de ocio y recreo y por su particular arquitectura que atrae cada día a decenas de visitantes y que vale la pena echarle un vistazo.

Como también, no muy lejos, llama la atención, muy cerca de la playa (Benalmádena cuenta con 9 kilómetros de costa) el Castillo de El Bil Bil, de inspiración nazarí y fachada de color rojizo, tiene la magia y la sutileza propia de les edificaciones de estilo árabe. Lo mandó construir en 1924 una familia pudiente de la ciudad, pasando a manos públicas en los años ochenta y convirtiéndose en espacio cultural. Hoy sigue albergando exposiciones, conciertos, conferencias, etc.

Y si estos lugares son interesantes y recomendables, igual o más lo es un espacio muy singular hecho construir por un médico y con ayuda de dos albañiles en un tiempio bastante corto: apenas siete años. Se empezó a edificar en 1987. Su creador, el doctor Esteban Martín falleció en 2001 pero dejó tras de si una construcción, Castillo de Colomares, que es homenaje del descubrimiento de América por Colón. la edificación es fusión de las tres carabelas que llegaron hasta aquellas tierras: La Niña, la Pinta y la Santa María. Además resume en sus paredes los cuatro viajes hechos por el explorador así com el quinto, al más allá. Dicen que es suma de los saberes histórico, artístico y arquitectónico de su impulsor. Sin duda, es bastante curioso.

Para ir acabando, recuperamos algunos datos, como por ejemplo el relacionado con su nombre. Es, como todo parece suponer, de origen musulmán. Se conocía como «Ibn-al-Madena», que significa «Hijos de las Minas». También, a tener en cuenta, que se distingue entre tres núcleos urbanos: Benalmádena Pueblo (parte alta), Bemalmádena Costa (playa) y Arroyo de la Miel (en la zona intermedia y que se llama de este modo porque en época de la Reconquista destacaba por la profusión de panales de abejas y por arroyos y torrentes).

Y un último apunte y de carácter orientalista: en 2003 se inauguró el Estupa de la Iluminación a iniciativa de una asociación cultural y con el apoyo público del Ayuntamiento y del maestro budista de Bután, Lopo Tsechu Rinpoche. La tradición, como sucede en Tíbet o Nepal, marca que hay que dar vueltas a su alrededor en actitud mística y como si se estuviera en presencia del propio Buda. El giro se hace a imitación del de las manecillas del reloj. Sobre una colina, lo visitamos, y tiene su qué: tanto por fuera como, sobre todo, por dentro, con una gran figura rodeada de paredes muy coloridas.

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