Libros

«El viaje de la mirada», de Katy Gómez

Viajar y la fotografía es un binomio apasionante y el ideal o preferido por muchas personas que dedican gran parte de su tiempo libre (y si las posibilidades económicas lo permiten) a conocer nuevos destinos. Hacerlo con una cámara o con el móvil le da una perspectiva algo distinta: puede que con un punto más creativo y también con otro objetivo fundamental, como es llevarse un bonito recuerdo visual (que nunca suele estar a la altura de la experiencia) de aquellos días. Este libro escrito por Katy Gómez Catalina y publicado por la editorial FotoRuta responde con creces a todo lo anteriormente planteado. Supone un muy buen manual de fotografía pensado para cualquier persona interesada en la materia. Como único ‘pero’, aunque también puede considerarse como un punto a favor, es que no abunda en las cuestiones técnicas en exceso como sí hacen muchos otros libros de características y temática similar (puntualizar que sí se tocan estas cuestiones pero sin exagerar. Se plantean para alguien que ya tiene algunas nociones y que solo necesita adaptarlas a las particularidades de la fotografía de viajes).

Casi 290 páginas, con muchas secciones y buena distribución, maquetación, de elementos en página que dialogan y se complementan perfectamente. La experiencia de la lectura se puede hacer pausadamente; aunque hay que decir que si el tema gusta e interesa, el libro se ‘devora’. En pocos días se finiquita y uno se queda con ganas de más. Y eso es mérito de la autora, que en lo que podría califcarse como «una declaración de intenciones», reconoce casi en sus primeras páginas que se trata de un libro de «una fotógrafa amateur para otros amateurs». Matizar que Katy Gómez ha publicado varios reportajes en publicaciones de prestigio, también exposiciones, ha formado parte de jurados y ganado premios. Lo de amateur se lo autoatribuye porque su profesión es la de veterinaria y no se ha ganado el pan con la fotografía. Inciso, por lo tanto, que es de gran humildad, que hay que reconocerle pero que no le quita ni un ápice de interés a su libro, ya que se trata, sin duda, de una buena creadora visual y de un muy buen y completo trabajo.

Se tocan temas como la luz, el color, la composición, saber o tratar de captar instantes con algún tipo de mensaje o intención comunicactiva, fotografía de ciudades, naturaleza, la importancia de la planificación, el triángulo de exposición, modos de medición y de enfoque, la importancia de disparar en RAW, la edición, el revelado… Cuesta, sinceramente, encontrar en este sentido libros que engloben tantos aspectos y que lo hagan además con un lenguaje muy ameno, ágil y que se apoya en muchas imágenes; muchas de ellas, de calidad, variadas y bien escogidas.

Además, ofrece o recupera recomendaciones de profesionales del sector de prestigio que aportan también una componente intelectual de gran valor. Así, por ejemplo, Momeñe nos recuerda que «la fotografía es un medio para curiosos con constancia» o que «el talento existe y no se vende conjuntamente con la cámara». Por su parte, Burk Uzzle, nos dice que «la fotografía es una aventura de amor con la vida». Frases a tener en cuenta, a las que sumar también reflexiones de figuras de fuera de este entorno, como Pasteur cuando formuló: «La buena suerte se materializa cuando la preparación y la oportunidad se encuentran».

Y no faltan tampoco recomendaciones sobre autores para conocer y que representan una larga lista, entre la que se encuentran grandes nombres de la historia de esta disciplina, como Eugene Smith, Cartier Bresson, Koudelka, Vivian Maier, Larraín… Y más cercanos en el tiempo y en algunos casos españoles, como Salgado, Cristina García Rodero o Tino Soriano. El elenco continua e incluso se desglosa según campos de especializción. Recoemendable, pensamos, echarles un vistazo.

Acercarse a su obra, sin duda, puede ayudarnos para tratar de seguir creciendo en nuestro manejo con la cámara, pero sobre todo en su dimensión más creativa y expresiva, mirando de cumplir con una fórmula que aparece reflejada en sus páginas pero que es de difícil consecución:

un ojo entrenado + una mente imaginativa = una foto significativa

Acabamos con una frase que puede que también nos pueda ser útil en esta fantástica, exigente y agradecida experiencia, como es la fotografía de viajes: «La simplificación es la última sofisticación». Ahí queda.

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