Libro, desafortunadamente, de plena actualidad en el último año, pese al gran interés que despierta en general Rusia, por su geografía, sociedad, cultura e historia pero que por la guerra y vicisitudes perpetradas por su actual presidente durante las últimas décadas ha visto cómo su capacidad de seducción de públicos muy variados se ha visto ensombrecida y reducida de forma muy apreciable. La declaración de guerra, ataques e invasión de la vecina Ucrania, con imágenes y resultados terribles, hacen hoy de aquel ‘gran coloso’ un destino incómodo y poco apreciado.
No son, en cualquier caso, estos últimos términos (aunque tampoco los deja de lado) los que mejor se ajustan a este del libro escrito por el periodista catalán Manel Alías (Berga, 1977), corresponsal en Moscú entre 2015 y 2021 y que volvió como enviado especial tras el inesperado inicio del conflicto bélico a finales de febrero de 2022. Durante aquel periodo y las visitas posteriores, ha trabajado para Catalunya Ràdio y TV3 (catalanes), desarrollando durante todo este tiempo una labor profesional, rigurosa, didáctica y muy adecuada a los medios y audiencias en cuestión.

Lo mismo puede decirse de este libro, escrito de forma amena, divulgativa, que trasluce una gran curiosidad y admiración por Rusia, y que no está exento tampoco, en cualquier caso, de espíritu crítico. Son más de 450 páginas repartidas entre 62 capítulos, que dejan entrever el interés del autor por una gran diversidad de temas, con especial atención a la cultura e historia, pero que también recupera temas como la catástrofe de Chernóbil u otros como el papel destacadísimo de Rusia durante la Guerra Fría en la carrera espacial y aeronáutica. Así, algunos de los capítulos profundizan en este último tema bajo títulos como «La última aviadora» o «La ciudad de las estrellas», donde recoge, tanto en estos casos como en muchos otros, testimonios en primera persona así como visitas a los lugares sobre los que escribe. Reporterismo o, sencillamente, periodismo clásico, que acude a las fuentes y a pisar la calle para explicar, de la mejor forma que se pueda y sepa, lo que acontece.
Por supuesto, hay espacio para el conflicto con Ucrania, pero para sus inicios, con la ocupación de la península de Crimea y las incursiones, más o menos encubiertas en las regiones de Donetsk y Lugansk y que se produjeron desde 2014 en adelante. El libro, su primera edición, se publicó a finales de 2021, de ahí que no recoja la parte más cruenta y abierta de la guerra. Sobre aquellos inicios, de todos modos, hay varios capítulos, descripciones y experiencias de muchas personas que dan fe de la verdadera cara de un conflicto armado y de sus efectos sobre ambos lados y sobre los civiles. Así, por ejemplo, en una de sus páginas, leemos: «Las cicatrices de los edificios que quedan en pie indican duros y meticulosos combates». También, reconoce «esto me va grande», pero es que se trata de un periodista de gran sensibilidad, alejado de la imagen mítica del corresponsal de guerra, que conoce esas realidades por primera vez y que lo hace, parece, con gran empatía por todo lo que ve y descubre.

Acabamos, en cualquie caso, con algunos pasajes muy interesantes y curiosos, como su viaje al lugar habitado más frío del planeta, en Siberia: Oimiakon, con una temperatura récord, no oficial, registrada de -71,2 grados bajo cero y que acreditan en un monumento, donde hacen mención de dicha cifra. A su lado, en una placa, puede leerse: «El polo del frío«. Libro, por lo tanto, recomendable para saber algo más sobre un país complejo, lleno de luces y sombras, y que sigue todavía hoy siendo uno de los grandes actores internacionales, con mucho que decir y por hacer.
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