Cinque Terre, la gran joya costera de la Liguria italiana

Habíamos oído hablar bastante de esta parte de la costa italiana, al noroeste de la ‘bota’ transalpina. Pero, lo habíamos hecho de forma algo más o menos discreta, como un rincón por descubrir, no exageradamente conocido. La realidad, no obstante, durante nuestra visita fue completamente distinta. Está claro que la vuelta cada vez más acelerada y deseada de recuperación de la normalidad ha disparado las ganas de salir y de viajar. El Cinque Terre, como todos los grandes destinos europeos e internacionales, trata también de volver a las cifras y el estilo de vida anterior al cataclismo que supuso la pandemia a comienzos de 2020.

Y aquí vamos con varios ‘autospoilers’: como ya hemos dado a entender, había mucha gente, reduciendo en parte el gran atractivo de estos cinco pueblos costeros, cercanos a la ciudad de La Spezia y situados en la provincia del mismo nombre. Aún así, seguimos recomendando la visita pero con el añadido, a poder ser, de hacer la ruta en fechas no demasiado señaladas como festivos, puentes o vacaciones. Estamos seguros que el aspecto de estos encantadores pueblos situados a tocar del mar y sobre despeñaderos de roca y montes ganará enteros -y varios- de forma inapelable.

La otra recomendación, si se hace noche en la ciudad de La Spezia, es reservar el ticket del tren – la forma más habitual de ir y de moverse entre los cinco pueblos, todos muy cercanos entre ellos, a apenas unos pocos minutos de ferrocarril- por internet. En la estación se forman verdaderas colas que, eso sí, avanzan a buen ritmo. O un ritmo no demasiado pesado. El billete, que permite moverse tantas veces como se quiera durante la jornada entre estas localidades, cuesta algo más de 15 euros. El itinerario, por su parte, puede hacerse cogiendo el tren y yendo hasta el último de los pueblos, Monterroso -también el más grande de ellos y con ua historia que se remonta al siglo XIII- o hacerlo descendiendo en el que queda más cerca, Riomaggiore -en este caso, muy bonito y recomendable, sobre todo, al atardecer-.

Se haga de una forma u otra, las distancias y los tiempos empleados son bastante cortos. El destino más lejano queda a menos de treinta minutos en tren y el más próximo a alrededor de unos 10 minutos. Nosotros optamos por ir hasta Monterroso y desde allí seguir el itinerario acercándos progresivamente a La Spezia. Nos habían dicho que Vernazza y Manarola – cuarto y segundo, respectivamente- eran los más bonitos. Y corroboramos que así es. Pero, en cambio, nos habían aconsejado, si no nos daba tiempo, saltarnos Corniglia, el tercero de estos cinco y que es el único que no está en la costa, no da al mar sino que está sobre un pequeño monte, a unos 100 metros sobre el nivel del mar. Desde la estación de tren se puede subir por unas escaleras y rampas pero requiere tiempo y, si hace calor, no apetece especialmente. Son 22 rampas y más de 350 escalones: una subida andando de unos treinta minutos. La alternariva es un bus que por un euro te deja de forma muy breve en la plaza central del pueblo. De éste, nos gustó particularmente la iglesia y las vistas sobre las zonas de viñedos. También dar una vuelta y descubrir bellas vistas sobre el mar y niños y niñas, jóvenes, jugando en una plaza de localización envidiable.

Manarola y Riomaggiore fueron dos de los que más nos gustaron. Cierto también que lo hicimos ya por la tarde, con unas temperaturas más suaves y una luz más favorecedora sobre las fachadas y calles de estos característicos pueblos, de colores pálidos -amarillos, rojos, ocres, verdes, etc-. Disfrutamos de ambos y destacamos muy en particular la puesta de sol en el útimo de ellos que, por las fechas en que estuvimos, se produjo sobre las siete de la tarde -en verano habría que sumarle un par de horas y en invierno restarle otras dos-. La imagen del sol perdièndose bajo el horizonte del mar, con varias pequeñas barcas de pescadores a nuestros pies fueron una pequeño regalo que nos brindó aquella jornada transcurrida entre pueblos de historia milenaria y marcado carácter marinero.

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