Zaragoza y su extraordinario palacio mudéjar de la Aljafería

Dice la UNESCO que el arte mudéjar es mucho más que una simbiosis entre las tradiciones artísticas cristiana e islámica sino que representa la «coexistencia pacífica en época medieval de la cristiandad con el Islam y con aportaciones de la comunidad judía» que dio como resultado, como forma de expresión artística, el estilo mudéjar. Éste se extendió de forma bastante amplia entre los siglos XII y XVII y es característico de los valles del Ebro y la parte nordeste de la Península. El Palacio de la Aljafería de Zaragoza es una bonita y clara muestra de este estilo, recargado, muy ornamental y bello.

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El palacio data del siglo XI, cuando por entonces era todavía de origen taifal, bajo dominio islámico. Con la reconquista pasó a poder de los reyes aragoneses primero y a los Reyes Católicos y toda su estirpe después, hasta las restauraciones y ampliaciones de los siglos XVI a XX. Hoy se localizan las Cortes de Aragón o parlamento autonómico. Desde fuera conforme uno se va acercando su aspecto es imponente. Es lógico y normal que desde la oficina de turismo de la ciudad se señale este espacio como uno de los más interesantes de la capital aragonesa. Más que un palacio parece un castillo aunque una vez dentro su patio central ajardinado cambia esa primera impresión. Es francamente, precioso. Harmónico, conjuga las dos vertientes, elegante y ostentosa propia de un palacio; y poderosa, sólida y temible, característica de una construccion fortificada.

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Sus pórticos, de infinidad de columnas y evidente influencia árabe, muy trabajados, son una verdadera maravilla. Del conjunto además de estos espacios centrales y que se encuentran al comienzo de la visita, destacan las distintas estancias asi como alguno de los salones que fueron usados y alojaron respectivamente a reyes aragoneses como Pedro IV y, posteriormente, a los Reyes Católicos en el siglo XV. Trascendente periodo, por cierto, coincidiendo con grandes descubrimientos y también medidas más cruentas (como la expulsión de los judíos).

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Los techos son espectaculares. Jugando con distintos colores, formas y dibujos representan uno de los grandes atractivos de este espacio. En un uno de ellos se leen las palabras «Tanto monta…»: lema personal de Fernando el Católico, más tarde incorporado al escudo de los Reyes Católicos y que hace alusión a una antigua leyenda griega localizada en la ciudad de Frigia, actual Anatolia. Hace referencia al nudo hecho por el rey Gordias, imposible de desatar y que Alejandro Magno en el siglo IV a.C. consiguió hacerlo cortándolo con la espada. De ahí que la frase real dijera «Tanto monta cortar como desatar» y que se desvirtuó virando hancia «Tanto monta monta tanto, Isabel como Fernando (en alusión al rol de ambos monarcas en la alianza de coronas).

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Sin duda la Aljafería de Zaragoza es un espacio muy recomendable, con un amplio horario de visitas entre abril y octubre cuando se extiende hasta las ocho de la tarde (algo más corto durante el resto del año, cuando cierra alrededor de las seis) y con posibilidad de visitas guiadas (también en francés e inglés). Arte e historia en una dosis justa para aproximarse a una bella y representativa muestra -uno de sus máximos exponentes- del arte mudéjar.

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