Ansó, entre los pueblos más bonitos de todo el Pirineo y de Aragón

No solo está considerado entre los pueblos más bonitos de Aragón sino, según leemos, de toda España. Situado al norte de dicha comunidad, comparte su término municipal frontera con Francia y no dista demasido tampoco de Navarra -a unos 30 quilómetros-. Las referencias a su distinción aparecen en muchos de los puntos de este pueblo, incluso ya en su propio aparcamiento, que tienen a las afueras y que está pensado precisamente para los visitantes; hecho que ya de por sí da una medida del cierto éxito de este pueblo de montaña donde una de sus actividades principales es precisamente el turismo. Las otras dos, entre los residentes, son la ganadería y la explotación forestal.

A nivel lúdico parece que la época más interesante y recomendable es en invierno ya que se trata de un lugar adecuado para la práctica del senderismo y el esquí de fondo. Destacan dos espacios naturales como son, al norte, el Parque Nacional de los Valles Occidentales y, al sur, las Foces de Fago y Biniés. Fauna y flora, además de cimas de más de 2.000 metros o la existencia de glaciares, son también motivos más que suficientes para acercarse a este pueblo, en buen estado de conservación y donde por lo visto durante nuestra visita cuenta con varios restaurantes y alojamientos rurales. Las temperaturas, durante la mayor parte del año son bajas, solo a excepción de en verano cuando precisamente es cuando mejor se puede estar (en cuanto a clima se refiere pero puede que no por encanto de este lugar).

Destaca su iglesia, con espacio preferente en su casco urbano, así como algo escondido un letrero recordando las Escuelas Nacionales de los años veinte del pasado siglo. Dentro de la Iglesia, previo pago de un euro, se encienden unas luces dejando a la vista un interior recargado pero llamativo. En las afueras de la ciudad, una cruz recuerda también el peso que en su momento tuvo la religión y que dejaría en la personalidad de este lugar. Tampoco lejos, un hombre ya algo mayor en la huerta sigue con sus labores mientras parejas y familias, en estos días, recorren sus calles o entran en sus alojamentos para coger algo de calor (tampoco es que hiciera especialmente frío).

En general, Ansó es un pueblo bonito, uno de esos reductos que tratan de hacer frente a las dificultades del entorno rural, cada vez más despoblado y que en este caso parece que está ganando la partida, sumando atractivo a sus propuestas entre las que también se cuenta una indumentaria muy característica, tradicional, típica de finales de la Edad Media y el Renacimiento. No es, por lo tanto, extraño que el Gobierno de Aragón lo considerara como «Bien de Interés Cultural». Una visita bonita e interesante.

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