El «Turó de l’Home» se encuentra en el Parque Natural del Montseny y es su cima más alta, una de las más conocidas de Cataluña y, por lo tanto, uno de los grandes íconos de la región.
Al Parque se llega tras unos 40 minutos en coche desde Barcelona, aunque se necesita un rato más para alcanzar la zona más próxima a la montaña. Y es que los últimos kilómetros son los típicos de montaña, de carretera estrecha y revirada, que hay que hacer con paciencia y cubrir en una media hora extra. Así, desde la capital catalana hasta arriba, al aparcamiento que queda justo por debajo, se tarda por encima de la hora. Además, en la última parte, el asfalto está bastante desgastado -necesitado de trabajos de acondicionamiento imprescindibles-, ya que los socavones son considerables y cubren buena parte del pavimento. De todos modos, con paciencia, tino y lentitud, se llega sin problemas.
Tras dejar el coche y aconsejados por uno de los guardas, nos decidimos por un itinerario circular, que primero nos llevó por un paseo de unos cuarenta minutos en dirección a la segunda cima más alta del Parque, la de «Les Agudes», de 1.705,4 metros. Se trata de un recorrido que se cubre sin muchas dificultades y que está recomendado para prácticamente cualquier persona. Cierto es, que en la parte final, se empina algo y es más exigente, pero nada que con un mínimo (muy mínimo) de condición física no se pueda conseguir. De hecho, familias, grupos de amigos, parejas, perros… Mucha gente y variada sube hasta lo alto para disfrutar de unas vistas muy bonitas sobre toda esa parte de este parque, de más de 30.000 hectáreas y que se extiende por las provincias de Barcelona y Girona, y las comarcas de Osona, La Selva y el Vallès Oriental. No es extraño que fuera declarado Reserva de la Biosfera en los años setenta por la UNESCO.
Nosotros, superada la primera parte y hecha la pausa de rigor para disfrutar del entorno y ya en dirección hacia el Turó de l’Home, cogimos otro sendero -éste por abajo, aunque hay muchos y bien indicados para hacer por toda esta zona, con grados de dificultad y extensiones variables-, muy agradable. Con partes de sombra -que son muy valoradas en verano-, goza de una vegetación algo más rica que en el trayecto de ida, que hicimos por arriba, algo más seco y austero. Arriba, en el Turó de l’Home, la cima más alta de la cordillera prelitoral catalana con 1.705,8 metros, destaca el edificio de la estación meteorológica, existente en ese punto desde lo años treinta. Cerca, una pareja, sentada en el suelo descansaba o trataba de disfrutar de algunos minutos de pausa. Las vistas, por desgracia, no eran gran cosa, tapadas por nubes bajas que apenas dejaban ver más allá de unos pocos metros.
Mejores, en cualquier caso, fueron en «Les Agudes», donde el sol iba y venía pero sí hizo acto de presencia. En esa cima, un cubo metálico marca el fin del recorrido, que puede seguirse desde allí pero que -a nuestro entender- es ya recomendado para gente experta en alta montaña. El desnivel a ambos lados es considerable y el riesgo apreciable. Nosotros, conocedores de nuestras capacidades, nos quedamos a buen recaudo.
Sin duda, se trató de una bonita jornada de montaña, aprovechando los primeros días durante los que se empezó a permitir el movimiento libre -sin restricciones- por la comunidad. Recuperación progresiva de una cierta normalidad que, en cualquier caso, pese a días como aquel, sigue -y seguirá todavía un tiempo- condicionada por los riesgos de rebrote y la amenaza del virus. Paciencia.
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(En la web del parque, dependiente de la Diputación, podéis encontrar más información)
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