Zumaia, una de las grandes perlas de la costa guipuzcoana

Es una verdadera maravilla, una sorpresa, que seguramente dejará a más de uno con la boca abierta. A nosotros nos pasó. Cierto que, igual, tampoco tiene tanta fama o nombre como sí otros pueblos del litoral vasco sobre los cuáles, de una manera u otra, se habla más. Sobre Zumaia, no demasiado y craso error. El pueblo es bonito, especialmente toda la zona del paseo que discurre al lado del curso del río Urola, que desemboca en el Cantábrico. Esta parte del camino es agradable, diáfana. bien dispuesta y con la parte del núcleo urbano a pocos metros. Por cierto, para aparcar, que a veces es algo complicado, mejor hacerlo al inicio del pueblo (hay zonas habilitadas y con cierta disponibilidad, para dejar el vehículo) y seguir el camino a pie.

Varias decenas de metros más adelante, un puente nos permitió cruzar de un lado al otro del río y hacerlo mientras, parecía, se estaba disputando una competición juvenil de remo o similar. Y es que, ya se sabe que en esta zona, así como en el conjunto del norte peninsular (con Asturias, Cantabria y Galicia), hay tradición por estos deportes como ponen de manifiesto los nombres de grandes figuras olímpicas. Aquel día muchos chavales se congregaban sobre el agua. Los espectadores, seguramente muchos, amigos y familiares pero también curiosos, echaban un ojo para ver qué sucedía.

La estampa de los chicos, con grandes moles, barcos, de fondo, impresionaba. Y es que la tradición marinera y comercial muy asociada a la construcción y transporte marítimo ha sido parte consustancial a lo largo de la historia de Zumaia. Según leemos, en los siglos XVI y XVII era uno de los principales focos de construcción de barcos de Guipúzcoa y también de transporte hasta apenas hace algunas décadas de materias producidas tierra adentro, como el hierro y el cemento. La actividad primigenia, en cualquier caso, asociada a este núcleo de población, según recuerdan, era «la agricultura».

Todo esta parte, por lo tanto, es recomendabe y vale la pena disfrutarla con calma, ya sea a la ida o a la vuelta, pero lo verdaderamente espectacular y llamativo está en la costa, en la playa, en sus abruptos acantilados, que quitan el aliento. Sin exagerar. El término técnico con el que se refieren a las formaciones geológicas más famosas localizadas en estas playas es el de «flytsch» y que se refiere a rasas mareales. El número de curiosos que vistábamos Zumaia y que nos concentramos en esa parte de la playa de Itzurun era sintómatico y clarificador de la gran atracción que generaba (dejamos en este artículo alguna foto, pero en nuestro perfil en Instagram -@evrevista- publicaremos más). El contraste entre gente en traje de baño y disfrutando de su tiempo libre y de días de descanso, chocaba, con la fuerza, potencia, de estos accidentes geográficos esculpidos a lo largo del tiempo por la fuerza de las olas.

Zumaia forma parte del Geoparque Mundial UNESCO de la Costa Vasca: el primero de estas características del País Vasco y de la costa cantábrica, que destaca por su morfología geologica pero también por poner en valor todo el patrimonio de esta zona; y de hacerlo con criterios medioambientales y de sostenibilidad. El parque también engloba los municipios de Deba y Mutriko. Además, según precisan, si uno se fija en la zona de Zumaia, en los flytsch, y es capaz de discernir capas de color negruzco, descubrirá que éstas corresponden a hace 65 millones de años, como consecuencia del impacto de un gran meteorito que acabó con la existencia sobre la faz de la Tierra de los dinosaurios. Tela.

Historia de gran alcance la que se encuentra escrita sobre piedra en esta pequeño y bonito pueblo del que, además de la playa Itzurun, también es de reseñar la de Algorri, que si bien tiene poca arena, es mayoritariamente rocosa y puede verse escondida por las mareas, vale la pena echarle un vistazo largo por sus peculiares características. La tercera es la de Santiago, localizada en la desembocadura del río Urola, amplia y de aguas tranquilas. No tiene el potencial natural de las otras dos, pero sí un pasado que le otorga personalidad. Debe el nombre al Camino de Santiago, siendo aquella zona punto de paso y de descanso. Zumaia, por cierto, estaba (y está) encuadrada en el Camino el Norte; por lo que todavía hoy es fácil y habitual encontrar peregrinos de paso traginando sus, frecuentemente, pesadas mochilas pero también, generalmente, de muy buena gana.