Quien siga más o menos la evolución de este certamen así como el Visa Pour l’Image, que se celebra cada mes de septiembre en Perpignán, es probable que de un tiempo a esta parte haya notado, aunque sea solo de forma subjetiva o como una leve sensación, que el fotoperiodismo tal y como se ha entendido durante buena parte de su historia está en cuestión o en claro proceso de redefinición, hibridando con otros formatos y con lo que viene a conocerse como «fotografía documental». Los World Press Photo, que pudieron verse en la capital catalana en el Centre de Cultura Contempóranea de Barcelona (CCCB) hasta mediados del pasado mes de diciembre, no son una excepción y conjugan un planteamiento y nuevas categorías probablemente más acordes con los nuevos tiempos pero que también generan las lógicas dudas, naurales de cualquier proceso de cambio.
Así, en esta útima edición, que según una de las principales entidades organizadoras en la ciudad condal –Photographic Social Vision– ha registrado unas muy buenas cifras de visitantes y de centros educativos interesados en conocer a través de estos premios lo que acontece en el mundo, el nivel y el número total de imágenes parece haber descendido algo. Aunque, por supuesto, hay fotografías de gran calidad, tanto a nivel técnico como compositivo, emocional y de mensaje, la sensación general en consonancia con la crisis que vive el periodismo -y en especial el periodismo de Internacional- es que hay menor inversión y en consecuencia más dificultades por desempeñar un buen trabajo, sobre todo en lo que a profundidad y excelencia se refiere.

Excepciones, de todos modos y como era de esperar, hay muchas. Un ejemplo de ello es la foto «Individual» ganadora y que se lleva parte del protagonismo de todo el certamen, obra de Mohamed Salem, y que fue tomada en Gaza. En ella aparece una mujer abrazando el cuerpo tapado de uno de sus familiares fallecidos. Según datos oficiales, cerca de dos tercios de todos los muertos en el conflicto desde octubre de 2023 son mujeres y niños. Otra instantánea muy llamativa, también tomada en la región de «Asia» (los World Press Photo se dividieron en varias regiones mundiales hace unos tres años), captada por Ebrahim Noroozi, corresponde a una mujer en Afganistán, durmiendo a la intemperie en el desierto de Torjam, próximo a la frontera con Pakistán. Esa imagen sintetiza el descenso abrupto del país desde la llegada de los talibanes en agosto de 2021 y acentuado por la marcha masiva de ayuda humanitaria que ha hecho que, según datos de la preceptiva agencia de Naciones Unidas, cerca del 90% de su población hoy pueda considerarse que está por debajo del umbral de la pobreza.
La tercera a destacar (de Adem Altan) se sitúa en Turquía (región de «Europa») y en ella aparece un padre sentado entre o sobre los escombros de su antigua casa, cogiendo la mano de su hija fallecida tras el terremoto de 2022, que se llevó por delante la vida de más de 55.000 personas y forzó el desplazamiento de 3,3 millones de sus habitantes. El terremoto, de 7,6 grados en la escala de Richter, se produjo de madrugada y afectó también a parte de Siria. En «Europa», también destaca el «Reportaje gráfico» de Johanna-Marie Fritz sobre la destrucción, muy presumiblemente por parte de Rusia, de la presa de Kajovka, que destruyó más de 17.000 casas y causó la muerte de decenas de personas. Ucrania denunció al régimen de Putin por «ecocidio» ante la Corte Penal Internacional.
Otro suceso, en este caso natural y muy extremo, fue la sequía sufrida por la región del Amazonia durante 2023, que no se había visto nunca y de consecuencias excesivas. La foto pertenece a la categoría de «Individuales» y a la región de «Sudámerica», realizada por Lalo de Almeida. Es francamente impactante. Lo es también el trabajo de Jaime Rojo, em «América del Norte» y «Reportaje gráfico», sobre las mariposas migratorias «Monarcas», presentes en Estados Unidos, Canadá y Méjico, y cuyo número se ha visto reducido en un 80% desde la década de 1990. En este caso, las imágenes son también de gran belleza.

Bellas y delicadas son las instantáneas captadas en Japón por Kazuhiko Matsumura sobre la demencia en aquel país. Se calcula que este 2025 unos 7 millones de personas se verán afectadas por este tipo de dolencia. Trata la relación de estas personas tanto con su entorno urbano y físico, como con su familia y cuidadores. Un tema que también aparece en «África», obra de Lee-Ann Olwage, en la parte de «Reportajes gráficos» y que trata sobre su padre y la estigmatización que estas personas sufren en Madagascar. El trabajo tiene un enfoque «muy íntimo y lleno de dignidad».
Acabamos este pequeño repaso con otro dato al que durante la exposición se le otorgó mucha presencia: los 78 periodistas asesinados durante 2023 por motivos relacionados con su profesión, según datos del Comité para la Protección de los Periodistas. De éstos, 65 lo hicieron en el conflicto de Gaza (60 eran palestinos). Funesto registro.
Subrayan que el objetivo de estos World Press Photo es «conectar al mundo con las historias que importan». Sin duda, en parte, lo consiguen dando luz a muchas situaciones que apenas consiguen cobertura de los grandes medios. //
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