Nos quedaban pocas horas para marchar de Berlín. Habíamos visitado muchos de los lugares que nos interesaba ver pero nos llamaba todavía de lo mucho subrayado en nuestra guía el zoo, que ellos mismos publicitan como el de «mayor diversidad de especies de todo el mundo». Conscientes del serio debate existente alrededor de la vigencia de este tipo de instalaciones en muchos países ante la creciente sensibilidad hacia el trato animal, dimos una vuelta para saber algo más sobre este espacio.
(A continuación reproducimos un extracto del artículo que publicamos en la versión en papel sobre Berlín de «EV»)
» Sobrevivieron 91 animales de cerca de 4.000, que eran los que tenía el Zoo de Berlín antes de los bombardeos de 1943 y 1944, y los últimos enfrentamientos de la Segunda Guerra Mundial. El zoo prácticamente quedó reducido a cenizas, acabando con una historia que había comenzado casi un siglo atrás y que tenía su raíz en el interés del rey de Prusia Federico Guillermo III por los animales. Junto a su primera esposa, Luisa, contaba entre su colección con pavos reales, cerdos, ovejas, bisontes, ciervos, multitud de pájaros, mapaches, canguros, monos, mangostas o coatíes, entre muchos otros. La mayoría eran regalos pero también otra buena parte fueron adquiridos por el monarca que tenía pasión por ellos.
No fue el caso de su heredero, Federico IV, que dejó languidecer el trabajo de su padre a su muerte en 1840. Fue entonces la oportunidad para que el profesor de la Universidad de Berlín y antiguo asesor de Federico III, Martin Hinrich Lichtenstein, tratara de hacer realidad, junto a sus dos colegas, el naturalista Alexander von Humboldt, y el arquitecto paisajista, Peter Joseph Lenné, su deseo de crear un zoo privado. Lo consiguieron gracias al apoyo de Federico IV y abrió sus puertas después de tres años de construcción en agosto de 1844. El primer año, más voluntarioso que profesional y de poco éxito, les llevó a cederlo y que fuera de titularidad pública, como así se ha mantenido hasta la actualidad.
Del seguido de directores que tuvo en sus primeras décadas de vida, destaca Ludwig Heck, que lo coordinó entre 1888 y 1931 y lo situó entre los más importantes del mundo. Gracias a su labor y a la de sus sucesores, el zoo llegó a albergar 4.000 animales pertenecientes a unas 1.400 especies. Todo ello hasta 1939. Con la guerra todo cambió. El zoo casi desapareció.

Tras la contienda, la tarea de su reconstrucción recayó en las manos de la primera directora de un zoo en Alemania, la doctora Katharina Heinroth, que entre otras cosas restauró el acuario -originariamente diseñado por su marido, Oskar Heinroth- o la Casa de los Antílopes. Estuvo hasta 1956. El doctor Heinz-Georg Klós la sucedió y desarrolló mucho de lo que hoy es la base del zoo actual.
3 millones de visitantes
A día de hoy se definen por ser –así se presentan desde el propio zoo- como el de «mayor variedad de especies del mundo”. Traducido, cuentan con cerca de 20.000 animales, correspondientes a alrededor de 1.400 especies, cifra muy parecida a la que tenían en 1939. Disponen de jirafas, elefantes, rinocerontes, gorilas… Y desde 2017 destaca una pareja de osos panda gigantes, los únicos de toda Alemania, de nombres “Meng Meng” y “Jiao Qing”.
Por sus instalaciones pasan cada año más de 3 millones de personas y de éstas, prácticamente dos terceras partes son turistas. Es precisamente esta vertiente, la más comercial, la que más debate genera (…)
(Podrá leerse el artículo completo en la versión en papel que publicaremos antes de este verano y que también se podrá conseguir a través de esta web).
También te pueden interesar:
El Muro de Berlín se ha convertido en un gran reclamo turístico
0 comments on “El zoo de Berlín, uno de los más importantes del mundo”