Stuttgart es la capital del estado federal de Baden-Wurtemberg, tiene más de 600.000 habitantes y es la sexta por tamaño de Alemania. Es, por lo tanto, una de las más importantes del estado germano con un potente sector automovílistico, como acreditan los museos de la Mercedes y Porsche y que son dos de los grandes atractivos de esta interesante urbe. Eso sí, prácticamente arrasada durante la Segunda Guerra Mundial, sobre todo como consecuencia de los ingentes bombardeos aliados, especialmente durante 1944. En cualquier caso, fruto de descomunales e increíbles trabajos y esfuerzos de reconstrucción, la ciudad ha remontado hasta ser lo que hoy es en la actualidad. Nosotros nos dimos una vuelta y quedamos gratamos sorprendidos por una urbe con más por ver de lo esperado.
Bajando de la estación de tren lo primero que uno se encuentra es la Knonigstrasse, zona peatonal y de comercios, de unos 400 metros de longitud en su parte baja y que originalmente correspondía a los establos reales y la iglesia de Eberhardt. Adquirió su carácter peatonal y abierto a la ciudad durante el gobierno de su primer rey en el siglo XIX. Fuentes, árboles, bancos, tiendas y alguna que otra y curiosa escultura hacen de esta zona una de las más agradables. Como espacio de compras y según leemos en su página web, es uno de los más destacados de Alemania.
Al final desemboca en la Plaza del Palacio, lugar ajardinado, amplio, diáfano, que en época de buen tiempo alberga festivales, conciertos… Se considera el corazón de Stuttgart. En ella se ubica el Palacio Nuevo, construído en el siglo XVIII y que sustituyó al antiguo -que tampoco queda muy lejos- y que hoy aloja el Museo del Estado de Wurtemberg. Éste último data del siglo X y fue residencia de los condes primero y duques después de Wurttemberg. En el siglo XIX ya perdió gran parte de su importancia al construirse el nuevo, si bien los bombardeos de 1944 causaron grandes destrozos que fueron recompuestos hasta 1962. En el Nuevo hoy se encuentran las sedes de varios ministerios regionales. En el centro de la Plaza también destaca la Columna del Jubileo, de 1841, con la escultura de la diosa de la Harmonia, Condordia, en lo alto.
También en esta parte llama mucho la atención el cubo acristalado del Museo de Arte, con unas grandes y amplias vistas desde lo alto, de 5.000 metros cuadrados y más de 15.000 piezas, que hacen un repaso a los artistas impresionistas suabios (de esta región), así como al trabajo de los creadores Otto Dix, Adolf Hölzel y al arte más contemporáneo.
Algunas calles más arriba se encuentra una iglesia, Colegiata de Stifskisrche, de la que se conservaron tras la contienda mundial las dos torres y la pared norte. Era originariamente del siglo X, románica según se ha sabido en la parte del altar, pero que fue transformada durante el paso de los siglos hasta convertirse en una colegiata protestante. Se reconstruyó fiel a su aspecto anterior a la guerra en la parte exterior, si bien el interior es bastante original y más moderno.
Por toda esta parte de Stuttgart vale la pena darse una vuelta para descubrir su Mercado, moderno, muy cuidado, elegante, colorido… Y con una oferta de productos y gatronomía muy amplia y también delicada. Desde la primera planta se tiene una panorámica sobre el mismo bonita y es también un espacio recomendable para hacer un parón y tomar algo en alguno de sus muchos restaurarantes. También cuenta con una parte de galería. Fuera, las tiendas y centros comerciales son bastante o muy refinados, de diseños y arquitecturas muy cuidadas y actuales.
Caminando un poco y subiendo en dirección a la Antena de TV -otro de los grandes atractivos de la ciudad- llama la atención la presencia de tranvías y -en nuestro caso- también un pequeño rincón dedicado a la fotoperiodista y compañera del popular Robert Capa, Gerda Taro. Una serie de placas recuerdan su vida y prematura muerte en la Guerra Civil española cuando un tanque le pasó por encima. Posteriormente se ha sabido que muchas de las fotos inicialmente atribuídas al genial Capa fueron obra de esta gran mujer. Arriba, sobre la colina y con una altura por encima de los 200 metros, destaca la Torre de TV, con unas vistas increíbles sobre toda esta región, antesala de la Selva Negra, repleta de bosques, el río Neckar y viñedos. Los miradores se encuentran a unos 150 metros y también hay una parte de restauración perfecta para un tentempié.
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