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La central térmica de ‘Las 3 chimeneas’ del Besós, patrimonio histórico marítimo

Es una de las zonas de Barcelona o de sus cercanías, en el término de Sant Adrià del Besós (a tocar de la capital catalana) que más se está transformando en los últimos años. De hecho, toda la desembocadura del río Besós después del gran y grave abandono institucional histórico arrastrado durante buena parte del siglo XX, está viviendo un lavado de cara y cambio espectacular. El propio río está ganando salud, con menos contaminación; empiezan a proliferar especies de peces, anfibios, llegan las aves… Y sus ribas, a ambos lados de sus aguas, se han acondicionado para la práctica deportiva, caminar, hacer yoga, jugar, dar un paseo… Llega el transporte, el moderno y recuperado con cierta nostalgia tranvía, que acaba prácticamente en sus inmediaciones una de sus líneas.

Es parte, continuación, de las importante transformación empezada en toda la zona de Diagonal Mar y que crece, se expande, en un plan urbanístico amplio y profundo que incluye también barrios como La Mina o La Salut. Mucha gente aprovecha los carriles bici que llegan hasta toda esta zona, por donde discurren varias rutas verdes. La central térmica del Besós, conocida popularmente como la de las «Tres chimeneas» y que es parte indestriable del paisaje marítimo de toda esta parte de la costa catalana, y sobre todo de Barcelona, ha pasado de ser un accidente molesto, incómodo, propio de otra época, a valorarse según párametros culturales y de interés patrimonial. De hecho, los planes de Endesa de derribarla fueron rechazados por el ayuntamiento de Sant Adrià, que desde hace unos años ha iniciado un proceso para declararla «Bien Cultural de Interés Local». Desde fuera y detrás del muro perimetral que la protege y que está lleno de grafittis, su aspecto es imponente, casi monumental.

Cerca, el mar está a pocos metros, toda esta zona también se está remodelando para beneficio de los vecinos que han recuperado un espacio natural, menos contaminado (aunque sigue habiendo en la zona otras centrales todavía en funcionamiento pero ya sujetas a criterios medioambientales más propios de este siglo XXI). 

Durante nuestra visita, nos llegaba el olor de carne de un grupo de chicos y chicas que se estaban preparando un tentenpié en una tarde algo destemplada, con un cielo amenazador y en un contexto -el de la desescalada de la pandemia del covid-19- extraño. Incierto. Sobre una roca dos chicas, adolescentes, jugaban con el móvil, mientras detrás, dos mujeres de indumentaria árabe charlaban de forma discreta.

No es extraño que algo, hasta no hace tanto molesto, se quiera ahora conservar. Una rápida búsqueda por Internet sitúa la primera central térmica en esta zona en 1911, muy condicionada por la primera Guerra Mundial y el bloqueo alemán al Reino Unido que limitó la llegada de carbón, haciendo que se entrara en un periodo de cierta parálisis en los años veinte. Periodo, por cierto, en el que la propiedad pasó de la compañía Energía Eléctrica de Cataluña a «Barcelona Traction», conocida popularmente como «La Canadiense». La Guerra Civil también le reservó papel destacado, como fuente de suministrio eléctrico fundamental para Barcelona, al caer muchas de las centrales hidráulicas interiores en manos de los ‘nacionales’. Por ello fue bombardeada en 1938, causando la muerte de 16 personas.

Tras la contienda bélica, la central pasó a manos de Fecsa (la ‘Canadiense’ había quebrado), que cesó la actividad de la planta a mediados de los años cincuenta. También derribó las instalaciones originales de comienzos del siglo XX. No obstante, en los años 70 inició la construcción de una nueva central, que contó con mucha oposición vecinal por la presencia ya de otras centrales en la zona. Pese a la controversia, los planes siguieron adelante y poco tiempo después se inaguró su tercera chimenea. En los años ochenta y noventa, Fecsa como muchas otras grandes eléctricas catalanas, fue adquirida por Endesa, que fue acometiendo transformaciones acorde a las nuevas exigencias hasta parar su actividad en 2011. Hoy, su destino, aunque todavía no está definido, parece que va a ser muy distinto y promete ser interesante.


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