Escuchamos estos días que ha sido más fácil el confinamiento que lo que va a ser el desconfinamiento. Sobre el papel y en toda lógica, parece que así puede ser. La gente, con muchas ganas de calle, no va a ser sencillo de contener ni de que cumpla a pies juntillas o con excesivo rigor las medidas que se van a adoptar y que se ha anunciado que van a ser «asimétricas» y dirigidas, «centralizadas», desde el Gobierno.
Sobre lo primero, «asimétricas», parece también de mucho sentido común que dentro de unos marcos generales de medidas, éstas cuenten con cierta flexibilidad y adaptabilidad según las circunstancias. Parece evidente que una gran ciudad, con mucha población y afectación por el Covid-19 como Madrid o Barcelona, va a exigir de un desconfinamiento muy prudente, gradual y adecuado a lo que los parámetros científicos recomienden. Incluso con la posibilidad, muy real y plausible, de tener que hacer marcha atrás si así lo exigen las cosas. Por otro lado, en pueblos o municipios como por ejemplo en varias de las islas canarias -una de las comunidades con menos casos del país-, con mínimos o nulos casos de contagios y de muertes, podrán -también con precaución- acelerar algo o bastante más todo el proceso. Esta asimetría, por lo tanto, puede ser muy positiva tanto para las personas como algo para la economía, como estímulo o alivio.
La segunda condición, «centralizada», es la que chirría un poco más. Lo más coherente en este caso es acercar las grandes decisiones lo más posible al ciudadano y las instituciones que le son más próximas y que mejor conocen las particularidades de cada región, barrio, etc. En Alemania, en casos de gravedad como esta pandemia, las decisiones del gobierno federal se toman de la mano de los distintos lands, estados. Y precisamente el país germano se está tomando como ejemplo en la gestión de esta crisis, relanzando o aupando algo o mucho a su canciller, Angela Merkel, en horas bajas antes de todo lo que está pasando.
Ayer, por cierto, primera jornada de desconfinamiento con el permiso para los menores de 14 años de poder salir de casa en paseos de un máximo de una hora y de un kilómetro de distancia respecto a los hogares. Y, acompañados siempre de un adulto. Ayer, en el centro de Barcelona, por poner un ejemplo, se notó el cambio de paradigma y se vio más gente que ningún otro día por la calle en este último mes y medio. En cualquier caso, cautela y responsabilidad. El miedo a una recaída o segundo brote está ahí. Mascarillas y guantes puede que todavía nos tengan que acompañar un tiempo.
0 comments on “Desescalada, primeros pasos asumidos con mucha energía pero que requieren también de cautela”