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Alfama y el Castillo de San Jorge, origen de Lisboa

Parece que los primeros castros se establecieron en esta zona de Lisboa, en la parte del actual barrio de Alfama, Graça y el Castillo de San Jorge, en lo alto de una de las colinas de la capital portuguesa. Por allí pasaron muchas civilizaciones com fenicios, visigodos, romanos, musulmanes… Hasta la reconquista cristiana de Alfonso Henriques en 1147, que dio lugar a la creación por primera vez del reino de Portugal.

(A continuación reproducimos un extracto del artículo publicado en el número 08 de «EV»).


» Las vistas desde el Castillo sobre la ciudad y sobre el estuario del Tajo con el Atlántico son espectaculares. El Castillo en sí mismo está en buenas condiciones pero destaca sobre todo por su papel histórico -alojó durante varios siglos a la Corte y monarquía lusa- y por su emplezamiento privilegiado. Alfama, el barrio, de calles empinadas, adoquines, plazas, rezuma un aire especial. Es una de las zonas más interesantes de Lisboa.

(A continuación publicamos un fragmento del artículo sobre esta zona de Lisboa que se incluye en el número 08 de «EV»).

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Imagen del barrio de Alfama, peculiar y con mucha personalidad.

Origen del primer castro celta ubicado en esta parte de Portugal, en estos barrios de Lisboa se nota la impronta dejada por la presencia árabe anterior a la reconquista del siglo XII a través de sus callejuelas irregulares y laberínticas propias de la “alcazaba” (ciudadela), que posteriormente mezcló con la reconstrucción cristiana y la presencia de palacios y residencias aristocráticas que, tras trasladarse en el siglo XVI, dejaron paso al bullicio y cambio de fisonomía caracterizado por la vida de marineros y gentes trabajadoras.

Coronando la colina, el Castillo de San Jorge (“Castelo de Sao Jorge”) se erige en el punto más alto de la ciudad, ofreciendo unas vistas increíbles y espectaculares sobre el estuario del Tajo. Al fondo puede verse la silueta recortada de dos símbolos de la ciudad: uno es el Puente 25 de Abril, que recuerda muchísimo al Golden Gate de San Francisco. Y el otro, el Santo Cristo, situado al otro lado del río que, con sus 110 metros de altura, es un claro homenaje al Cristo Redentor de Río de Janeiro. Construido a finales de los años cincuenta del siglo XX, Lisboa (y Portugal) lo levantaron para dar gracias a Dios por haberse librado de participar o verse implicada en la Segunda Guerra Mundial. Al atardecer, desde esta parte del castillo y ya con una ligera brisa soplando, la luz es perfecta para disfrutar de estas extraordinarias panorámicas sobre el centro urbano de la capital lusa.
En este castillo y sus alrededores se concentra gran parte de la historia de esta ciudad.

De hecho, en toda esta zona se ubicó el antiguo castro celta de sus primeros pobladores sobre el siglo VII a.C. Después llegarían las tropas romanas, que darían nombre a este puerto comercial como “Olisipo” en 130 a.C. y que vería pasar décadas más tarde por sus primitivas calles a las legiones de Julio César. En aquel entonces este enclave ya jugaba un papel destacado en aquella antigua Lusitania. La ciudadela y castillo serían también ocupados por tropas visigodas que permanecerían en la ciudad tres siglos. A partir del siglo VIII cayó bajo el poder musulmán, como capital de la región de Belata y pasó a llamarse “Lissabona”. Se mantuvo así hasta ser liberada por el primer rey de Portugal, Alfonso Henriques, en 1147.

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Imagen del Castillo de Sao Jorge, fundamental en la historia de la ciudad y de Portugal.

Con Alfonso Henriques, la fortaleza, que había sido construida por los romanos y que había sido núcleo de la “alcazaba” (recinto fortificado dentro de una población amurallada) musulmana, se convirtió en centro de poder del reino de Portugal, dando a sus calles y edificios un aire entre palaciego y castrense. De este modo, durante varios siglos buena parte tanto de la realeza como de la aristocracia se estableció en esta zona de la ciudad hasta trasladarse, fruto de los descubrimientos transoceánicos de finales del siglo XV y durante el XVI, a una localización más próxima al mar. El palacio real, ubicado durante los siglos posteriores a la reconquista y conocido como “Palacio de la Alcazaba”, vio como bajo el poder del monarca Manuel I, se mudaba a un edificio de nueva creación, el “Paço da Ribeira”, junto al Tajo. Tiempo atrás, en el siglo XIV, el castillo había pasado a llamarse de San Jorge por la mujer del monarca, Filipa de Lancaster, de origen inglés y como reconocimiento a ese santo, de gran ascendencia en las islas británicas.

El traslado de la monarquía y la corte sumió a la fortaleza y esta zona en un periodo de cierta decadencia que más o menos se mantuvo durante los siglos siguientes. En el siglo XVIII, el Castillo albergó, por decisión del intendente general de policía, una Casa Pía para huérfanos y vagabundos. Por entonces, también se vio muy afectado por los efectos del terremoto de 1755. Décadas más tarde fue ocupado, a comienzos del s. XIX, por las tropas napoleónicas y no fue hasta los años treinta del siglo XX que se empezó una notable reconstrucción del complejo.

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Catedral de Sé, en el barrio de Alfama (Lisboa)

Hoy el castillo sirve como recordatorio de todo aquel pasado, con una escultura a Alfonso Henriques, levantada en 1947, y la conservación de parte de sus murallas y torres de defensa (…)

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