Plochingen, al sureste de Stuttgart, en el estado federado de Baden-Wurtenberg, es una población de unos 15.000 habitantes, no especialmente grande, tampoco muy turística pero que destaca sobre todo por una serie de casas obra del polifacético artista austríaco y con trabajos también en lugares como Estados Unidos, Nueva Zelanda o Japón, Friedensreich Hundertwasser. Un amigo, instalado desde años en la región, nos había hablado muy bien de ellas y de hecho fueron la razón principal por la que hicimos parada en este pueblo en un día no muy apacible de este pasado verano.
Lo cierto es que el propio pueblo tiene su cierta gracia, con varias estatuas en la parte peatonal del centro, el edificio del ayuntamiento y callejuelas de adoquines bastante o con cierto encanto y muy en la línea propia alemana, característica o más fácil de observar en poblaciones más o menos pequeñas. En cualquier caso nuestro destino estaba muy claro y hacia allí que nos encaminamos. El trayecto, corto. No más de 10 minutos a pie para dar con esta urbanizacion, privada, diseñada por Hundertwasser y que es conocida por el nombre del propio autor al que se añade la terminación «Wohnhaus». Nos quedamos en la puerta aunque desde donde estábamos podíamos divisar el conjunto de esta curiosa urbanización.
Una de sus vecinas, fumando en el portal de su casa, curioseaba -o éramos nosotros y ella solo nos echaba un ojo- mientras algún que otro vecino salió durante el rato que nos quedamos para acabar de desgranar la complejidad y cierta fascinación de esta construcción. Destacaba por el uso de formas ondulantes, una paleta de colores más o menos contenida – destacando los amarillos, rojos, azules y gris-, y cierto parecido o recuerdo a los trabajos del pintor catalán Joan Miró. De todos modos, original, peculiar y diferente. Dimos una vuelta para verla desde otro ángulo y para dar con un retrato en formato mosaico del propio artista colgado de una de sus paredes. Pudimos ponerle cara (que siempre ayuda).
Hecha la visita y visto lo esencial, pasamos un momento por un supermercado a hacer unas pequeñas compras. De esa pequeña y nimia experiencia, nos quedamos con el uso de un tipo de máquinas para los envases de plástico y dirigida al fomento del reciclaje. De cierto tamaño y mediante infrarrojos y la lectura de determinados códigos de barras, el aparato reconocía el envase y retornaba unas monedas al usuario. Recomopensa o estímulo económico para fomentar este tipo de prácticas que cada vez son más usuales en distintos puntos de Europa y que son hoy por hoy fundamentales.
También te pueden interesar:
Múnich, cinco lugares que no te puedes perder
El Castillo de Hohenzollern, de estilo neogótico y uno de los más bonitos del mundo
Stuttgart, entre las 10 ciudades más importantes de Alemania
0 comments on “Plochingen y las originales casas del artista austríaco Hundertwasser”