Quien diría que a un establecimiento que ha tenido y tiene entre sus comensales habituales a figuras y personalidades como Eduard Punset, Pasqual Maragall o María del Mar Bonet, y además situado en el muy de moda barrio del Born de Barcelona, las cosas podían irle mal o muy mal en sus inicios. Esta es la historia de Teresa Ferry, propietaria del restaurante «L’ou com balla», del centro de la capital catalana y que en sus orígenes las pasó francamente «canutas». Llegaron incluso a cortarle la luz y a necesitar de la ayuda de los vecinos. Tuvo que combinar dos trabajos porque el restaurante por sí mismo como única fuente de ingresos no daba y, para más inri, la aseguradora después que le entraran a robar tres veces decidió abandonar. Las cosas fueron mal en los comienzos pero esto ha hecho que hoy su éxito tenga otro sabor. Cuando se ha luchado y sufrido tanto, las cosas después se paladean con más gusto. En este segundo número de «EV» explicamos la historia de esta luchadora y exitosa restauradora.
(A continuación os ofrecemos un fragmento de la entrevista).
Su restaurante ha tenido y tiene éxito; destila personalidad propia, pero ¿de dónde le viene el gusto por la cocina?
No tengo ningún tipo de historia gastronómica. Si cocino, y me gusta, es porque en mi casa tanto mi bisabuela como mi abuela, así como mis tías abuelas y mi madre – aunque ella era muy moderna y trabajaba y llevaba el hogar- lo hacían. Ya a los siete años le dije a mi madre que la sopa la cocinaba yo.
Y montar un restaurante…
Pues la verdad es que hasta aquel momento no me lo había planteado. Lo hice porque conocí a una persona a quien le gustaba la restauración y con quien tuve una relación de pareja. Así que lo hice un poco movida por él aunque después he seguido mucho tiempo yo sola. Aquella pareja entonces estaba sin trabajo pero sabía mucho de restauración, así que decidí montar el restaurante.
Lo hice en 1979 cuando en esta zona apenas había restaurantes y en el Born sólo estaba la Lola, que vendía quesos y patés. Había mucha delincuencia, te robaban día sí y día también.
Los comienzos fueron duros pero a mí me gustaba el barrio, mis padres habían vivido en la calle Montcada y yo soy nacida en la Barceloneta, con lo que pasaba muy a menudo por esta zona.
Y, ¿cómo era el barrio en aquella época?
Estaba muy sucio, había ratas por todas partes. Había mucha delincuencia, gente con navajas, pistolas… A mí me han atracado muchas veces. El mismo año que abrí el restaurante me entraron a robar tres veces. Una me reventaron la puerta con una moto. Cerraba con llave y persiana pero no fue suficiente. Destrozaron la puerta pero tampoco encontraron gran cosa. Un mes después me entraron por una pequeña ventana… Otra vez, con el gato de un coche y, como no encontraron dinero, se pusieron a fumar porros y beber alcohol aquí dentro. Se llevaron algunas botellas y cuchillos. Después de todo esto, los del seguro ya no quisieron saber nada.
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