En el número de «EV, escapadas y viajes» sobre Berlín dedicamos mención especial a la todavía muy presente huella de la Segunda Guerra Mundial en la ciudad y visitamos el campo de concentración de Sachsenhausen, el más próximo a la capital germana, uno de los primeros en construirse y que sirivió como modelo para muchos otros. Al final de la guerra pasó a manos soviéticas durante cerca de una década.
(A continuación reproducimos un extracto del artículo que publicamos en la revista en papel y que puede adquirirse a través de nuestra web por solo 4 euros y sin gastos de envío).
>> El repaso por la huella o el recuerdo del nazismo nos lleva – aunque habría muchos otros lugares dentro de la misma capital- fuera de Berlín pero muy cerca, a un espacio desgraciadamente muy vinculado a todo ello como fue el campo de concentración de Sacsenhausen. Éste se encuentra a una media hora en tren, saliendo desde una de las estaciones más importantes y centrales de Berlín, la Hauptbahnhof, nudo de comunicaciones ferroviarias y de autobús de primer orden, hasta Oranienburg. Desde allí, una vez puesto pie en tierra, son unos veinte minutos desde el andén, en un itinerario a lo largo de las calles de este pueblo, pegado a Sacsenhausen y que es relativamente fácil de seguir. La pregunta, lógica y obvia, es –dada la cercanía entre unos y otros- si sus vecinos fueron conocedores, conscientes, por entonces de lo que sucedía en aquel campo.


Disquisiciones al margen, cuyas respuestas tristemente parecen claras, Sacsenhausen cuenta en sus accesos con una pequeña zona de atención a los visitantes y ofrece audioguías y planos (previo pago, aunque recomendables para sacar mayor provecho de la visita). El acceso al campo, en cualquier caso, es gratuito. Funciona como recuerdo o monumento de todo aquello desde los años sesenta. Antes fue durante una década Campo Especial Soviético, utilizado para albergar presos de guerra alemanes. Se calcula que cerca de unos 60.000 pasaron por este campo, de entre los cuales más de 10.000 perdieron la vida. Antes, en cualquier caso, había sido campo de concentración alemán entre los años 1936 y 1945.
Fue uno de los primeros en ser construido y sirvió como modelo para posteriores. Alrededor de 200.000 personas fueron internadas y muchas murieron en su interior. Al principio fue ocupado sobre todo por opositores políticos pero más tarde tuvo como reclusos a gitanos, homosexuales, presos de guerra de muchas nacionalidades y judíos, entre los colectivos más numerosos. De los barracones, pocos se han conservado aunque algunos todavía se mantienen. Letrinas, camas, celdas… Todavía quedan en pie algunas de aquellas piezas que junto con una parte museística y explicativa permite hacerse una idea sobre cómo podía ser la vida en él.


También se han conservado las partes destinadas a cocina o enfermería. En ellas, según podemos leer, se experimentaba con personas, que muchas veces perdían la vida en pruebas médicas de muy diversa naturaleza. Impresiona pero probablemente esa no sea la peor zona del campo. La peor, conocida como “Estación Z”, era la zona de exterminio. Allí se llevaban a cabo ejecuciones mediante la horca o disparo pero también en una cámara de gas, así como la posterior incineración en los hornos crematorios. Hoy varios monumentos rinden homenaje a los cientos, miles de personas, que fueron asesinadas en este lugar.
Un preso que sobrevivió al campo, dejó escrito en una placa en 1995: “Y sé una cosa más: que la Europa del futuro no puede existir sin conmemorar a aquellos que al margen de su nacionalidad fueron asesinados con absoluto desdén y odio, torturados hasta la muerte, muertos de hambre, en cámaras de gas, incinerados y ahorcados…”.

Hoy, en la puerta de salida todavía puede leerse una frase habitual también en muchos otros campos: “Arbeit Macht Frei” (‘El trabajo os hará libres’). Muestra de cinismo, los porcentajes de supervivientes entre las personas que pasaron por los campos fueron muy bajos y también desiguales según el centro (…)
Puede leerse el artículo íntegramente en la versión en papel que publicamos y que puede comprarse on-line en esta web.
En este número, en formato revista, hacemos un repaso sobre algunos de los lugares más interesantes de la capital alemana como la Puerta de Brandenburgo, la Isla de los Museos, Alexanderplatz, el Muro…
También te pueden interesar:

0 comments on “Sachsenhausen, uno de los primeros campos de concentración que sirvió como modelo para otros”