Bobby’s Free, una coctelería que se esconde tras una barbería

El motivo de inspiración de esta coctelería es la Ley Seca de los años veinte y treinta de Estados Unidos cuande se prohibió el consumo de alcohol y proliferaron los locales clandestinos escondidos en las partes traseras de otros negocios legales. En este caso el Bobby’s Free recrea magistralmente, especialmente en su parte delantera, una barbería de aquella época con muebles y productos reales (nada de atrezzo) para descubrir después de responder a la contraseña correspondiente la coctelería que se esconde detrás de uno de sus espejos.

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Si se quiere disfrutar con calma y tranquilidad es casi más fácil y recomendable acudir entre semana, cuando el volumen de clientela es más que aceptable, cómodo para acceder y degustar alguna de sus especialidades. Nosotros así lo hicimos. Desde la calle se mantiene la imagen del antiguo pub irlandés que se encontraba en este punto de la calle Pau Claris de Barcelona ( con calle Caspe) y que funcionó como tal durante cuatro décadas. La idea de recrear en este espacio un bar clandestino de los años treinta se materializó y concretó hace tres años como resultado de la asociación entre el coctelero Dany Martín y el asesor gastronómico Eric Basset.

Sorpresa, por lo tanto, la nuestra al descubrir que tras la apariencia primero de un pub había una barbería al uso de otra época, vacía, sin clientes pero con un trabajador vestido de acuerdo al local. Nos preguntó por la contraseña que, según supimos más tarde, cambia cada mes y se puede conocer a través de sus redes sociales (Facebook e Instagram). No obstante, para los despistados o aquellos que entren atraídos por la particularidad del establecimiento, puede descubrirse la contraseña mediante una serie de pistas que nos facilitan en la entrada. En nuestro caso el personaje escondido era un gran escritor de aquel entonces y norteamericano: el «Gran Gastby».

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Como Alibaba frente a la cueva, también en nuestro caso respondida acertadamente la palabra clave se nos abrió el acceso a la coctelería. Decorada con gusto y encanto y también con camareros y barmans vestidos según los códigos de la época, cogimos mesa. Después nos explicaron un poco la idiosincrasia del local para acto seguido proponernos una serie de cócteles. Nosotros nos inclinamos por probar algunos de los más característicos de entonces y lo cierto es que podemos decir que nos gustaron (cosa que en otros sitios no siempre ha pasado). Francamente gustosos y bien combinados, leemos que trambién cuentan con especialidades propias como el Bobby’s Kiss (ginebra, cacao, cereza y almendra), el Mex Fashion (ron de Jamaica, mezcal, sirope y aroma de vainilla) o el Good Idea (vodka, romero flor de saüco y jazmín). Por supuesto hay muchos más y también cervezas u otras bebidas, así como una pequeña carta de comidas con tapas u otras cosas para picar.

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En los monitores pasaban imágenes de películas en blanco y negro características de los años veinte y treinta mientras el equipo de música reproducía piezas de los 70 y 80. Buena combinación, agradable, atractiva, con personalidad e interesante, ideal para pasar un rato entretenido y descubrir o conocer particularidades de un momento histórico muy específico con evidentes referencias al gran gangster de entonces, Al Capone. Nos abrió la curiosidad por aquella época, que seguro tuvo una fuerte incidencia en la construcción de la identidad de Estados Unidos. Y en el caso del Bobby’s Free prometemos repetir y seguir con nuestras degustaciones de cócteles originales. //

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