Berlín / Pamplona

Hemingway actuó como uno de los ‘grandes embajadores’ de Pamplona

El que pasa por ser uno de los escritores en lengua inglesa más importantes del siglo XX con el Nobel y Pulitzer respectivamente, Ernest Hemingway, fue también un asiduo de la fiesta de los Sanfermines y una de las figuras que, de forma más o menos voluntaria, más hizo por la proyección internacional de esa fiesta y por extensión de la capital navarra. En el número que publicamos en septiembre, en el que dedicamos un artículo a Pamplona, hacemos también un breve repaso de la biografía de un escritor con partidarios y detractores por igual.

(A continuación reproducimos un extracto del artículo que publicamos en la revista «EV, escapadas y viajes» este septiembre sobre Hemingway y que también podrá comprarse on-line a través de nuestra web).


Aventurero, ambicioso, inquieto, directo, preciso… son solo algunos de los adjetivos que pueden utilizarse para describir la vida y obra de Ernest Hemingway, un escritor y periodista que ganó el Pulitzer y el premio Nobel de Literatura en los años cincuenta, que vivió a la altura de las hazañas y aventuras que describía en sus libros y que tenían –parece- bastante de autobiográficas.

Nació a finales del siglo XIX (1899) en el seno de una familia acomodada y de aires conservadores, de padre médico y madre música instalados en Oak Park, cerca de Chicago. Durante la infancia y adolescencia practicó deportes como el boxeo, fútbol americano o atletismo. Su padre lo introdujo en los misterios y la ‘magia’ –aventura- del mundo animal y la naturaleza enseñándole ya desde pequeño a pescar, cazar y acampar. Tres prácticas que le acompañarían durante el transcurso de su vida y que serían en muchas ocasiones parte sustancial de los argumentos de sus novelas y cuentos. Al poco de graduarse y consciente de su amor por las letras y por una vida poco convencional, pasó seis meses trabajando para el Kansas City Star, que le sirvieron para ‘empaparse’ de su libro de estilo a base de un lenguaje sencillo, directo, activo y despojado de artificios. Normas o fórmula que serían claves tanto para sus crónicas periodísticas como para sus narraciones.

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Hemingway fue un habitual de los Sanfermines desde los años veinte hasta caso los sesenta del siglo XX / IRV

Con solo 18 años se enroló en la Cruz Roja para irse desplazado como conductor de ambulancias al frente en Italia durante el último año de la Primera Guerra Mundial. Fue herido por mortero en ambas piernas e ingresado durante seis meses en un hospital de Milán. Allí conoció a una enfermera de la que se enamoró e hicieron planes para casarse al año siguiente, 1919, pero ella los canceló al conocer a un oficial italiano. Dicen sus biógrafos que ese primer rechazo le serviría para más tarde, durante tres de sus cuatro matrimonios, “abandonar sus relación antes que le abandonarán a él”. Lo cierto es que tuvo una vida amorosa agitada, al ritmo casi de sus viajes y grandes vivencias.
A la vuelta de Italia conoció a la hermana de su compañero de habitación en Chicago, ya trabajando como periodista para el Toronto Star, y se casaron al poco tiempo. Su hijo tampoco tardaría mucho en llegar, apenas instalados en París, donde la pareja se había trasladado para vivir durante el periodo de entreguerras y formar parte de lo que el propio Hemingway definió como la “generación perdida”: escritores y artistas británicos y norteamericanos afincados durante esa década en la capital francesa. Allí frecuentó círculos creativos: narradores como Ezra Pound, Joyce o Gertrude Stein, así como pintores como Picasso, Miró o Juan Gris. Viajó por Europa escribiendo crónicas para el diario canadiense. Entre ellas, diversas sobre España, los toros o la pesca. Es en la segunda mitad de los años veinte cuando publica su primera obra de cierto nivel y reconocimiento, “Fiesta”, en 1926, sobre los Sanfermines y las peripecias de un grupo de periodistas y escritores expatriados de aventuras por el Viejo Continente, ambientada sobre todo en Pamplona y París, y con algunas pinceladas sobre San Sebastián (…)

(Podrá leerse el artículo completo en la versión en papel que publicamos este septiembre).


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