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«Más de 1.300 especies ya sufren los efectos de la basura marina»

El Mar Mediterráneo -como también en otros muchos lugares del planeta- pasa por una situación difícil, complicada, que obliga, requiere de la participación e intervención de todos para resolverla y darle viabilidad de cara al futuro. En esta entrevista (2a parte) hablamos con la responsable de Greenpeace en España, Elvira Jiménez, de la campaña «Más Mediterráneo, menos plásticos».

(Al final del artículo tenéis también el enlace a la primera parte de esta entrevista)


¿Si nos pusiéramos en el peor de los escenarios y se siguiera con las mismas pautas de consumo y fabricación de plásticos, cuál podría ser la situación en el Mar Mediterráneo a corto plazo?
Pues la situación empezaría a ser bastante grave si no se empiezan a adoptar medidas importantes para conseguir esa reducción. Es que, además, estos microplásticos que pueden parecer de entrada más inofensivos, en realidad pueden impactar en un mayor rango de especies. Si tienes una botella o una bolsa flotando en el agua o algo más grande, pues se lo puede comer una tortuga, un ave marina o peces de cierto tamaño pero cuando se trata de plásticos pequeños, los puede ingerir un plancton, un molusco… Y a partir de ahí se van acumulando en la cadena alimentaria. De hecho ya hay estudios sobre el plástico que están investigando su presencia en la fauna marina, y en muchos casos en especies comerciales. Y se ha visto – porque se trata de estudios que se están realizando por todo el mundo- que más de 130 especies comerciales ya están ingiriendo plásticos. Y eso también puede llegar hasta nosotros. Así que el problema está cogiendo unas dimensiones que ya no es solo por cuestiones medioambientales sino también de potencial riesgo de ingestión y sus posibles efectos.
Otra de las vertientes que implica son los costes económicos que comporta tener las playas y las costas limpias, las pérdidas que esta contaminación puede tener sobre el turismo y que también se está empezando a estudiar, o el impacto sobre el sector pesquero. Es una cuestión que va más allá de lo puramente medioambiental y, si no se toman medidas, todo esto se va agravar.

¿A nivel medioambiental, cuáles son los efectos de estos plásticos?
Hay distintos tipos de impactos. Los animales se pueden enganchar o asfixiar con el plástico, los pueden ingerir; en el caso de redes o hilos, pueden erosionar y destruir fondos rocosos o corales como los que hay en el Mediterráneo, que son de aguas frías.
Cuando los animales los ingieren, les obstruyen todo el sistema digestivo, eso hace que coman menos y eso les afecta a nivel energético y reproductivo. Y al final incluso les puede provocar la muerte. Se han visto muchas imágenes de ballenas o de aves que se han encontrado muertas con el estómago lleno de distintos tipos de productos plásticos.
Y luego, además, es que los plásticos llevan tóxicos, aditivos que se les añaden en los procesos de producción para darles determinadas funciones o cualidades como, por ejemplo, para que sean ignífugos, que no sean inflamables. Todos esos tóxicos tienen unos efectos sobre las especies que los ingieren pero también, en la cadena alimentaria, pueden llegar hasta nosotros, como el bisfenol, los talatos… que son disruptores hormonales, sustancias cancerígenas. Se están haciendo muchos estudios y ya se ha visto que más de 1.300 especies sufren los efectos de la basura marina. En el 92% de los casos, por plásticos. Y luego aquí, en el Mediterráneo, especies tan icónicas como la Tortuga Boba están reflejando en más de un 90% de los casos estudiados el impacto por plásticos. En la Foca Monje también se están observando estos efectos.

En los casos de estas especies, ¿qué consecuencias tienen?
Pues en el caso de la Tortuga Boba, que además está incluida en la lista roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) como especie vulnerable, o de la Foca Monje, los plásticos están causando estragos entre sus poblaciones causando la muerte de individuos. Por ejemplo, por uno de los espacios por los que hemos pasado con el barco – que se va a declarar en el futuro próximo como corredor de cetáceos (entre la zona de costa que hay entre la Comunidad Valenciana, Catalunya y Baleares) y que va a beneficiar a especies como el rorcual- también se está observando que esta última especie está sufriendo el impacto de los microplásticos que hay en el agua y que les afecta como especie filtradora (abren la boca y comen plancton).

¿Su estudio se centra en zonas concretas del Mediterráneo o sobre todo el conjunto?
Lo que hemos hecho es analizar toda la literatura científica existente y hemos observado que donde más basura marina hay es en la costa norte del Mediterráneo. También es cierto que de la parte más oriental o sur hay menos datos. Además, lo que hemos hecho es colaborar junto con un científico del CSIC de Blanes que nos ha acompañado en el barco y que tiene una línea abierta de investigación precisamente sobre el impacto de los plásticos en el mar. Hemos estado recogiendo muestras de superfície para añadir a su investigación en el trayecto que va desde Valencia a Mallorca y desde allí a Barcelona. Esta zona es especialmente interesante, porque pese a que las corrientes son muy variables, se han observado áreas de concentración de basura marina y además es una zona de mucho paso de cetáceos.

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¿Hay algunas zonas en el Mediterráneo que estén peor que otras?
Es que el Mediterráneo tiene dinámicas de corrientes muy variables y es más difícil encontrar zonas de acumulación, como se dan en otros sitios. Lo que se ha visto es que hay zonas de mayor concentración en el Adriático, en la punta de Italia, alrededor de Sicilia, en el norte de Baleares, en los cañones de Catalunya de Cap de Creus y Blanes y en algunas zonas de las islas griegas del Mar Jónico.

¿Hay algunos países que contaminen más que otros?
Es que en el mar, con las corrientes, la basura marina se reparte, es movible. Además, incluso, los países con mayor conciencia medioambiental tampoco se pueden limpiar las manos y desentenderse de contaminar el mar porque todo el mundo hoy por hoy lo está haciendo en mayor o menor medida. Es un problema global.

Hemos leídos en su estudio que entre el 21 y el 54% de los plásticos de todos los mares se concentran en el Mediterráneo.
Sí, es cierto. Es una estimación que hemos hecho en base a estudios científicos y modelos matemáticos. El margen es bastante amplio porque es muy difícil cuantificar realmente cuantos plásticos hay en el mar. Es muy complicado. Aunque es un rango bastante amplio, si cogemos la cifra menor y la valoramos teniendo en cuenta lo que representa la cuenca mediterránea en relación a toda la masa oceánica, sigue siendo un dato muy grande.

¿Y cómo se explica esta gran concentración?
Pues se explica porque se trata de una cuenca casi cerrada, donde el agua tiene un tiempo de residencia muy grande, de en torno a unos 100 años, es decir que tarda mucho tiempo en renovarse. Y luego en el Mediterráneo hay muchísima actividad antrópica en muy poca zona de costa. Hay mucha población y aglutina el 30% del tráfico marítimo mundial porque es una zona por la que se acorta el viaje a Asia a través del Canal de Suez. También concentra el 25% del turismo internacional, que pasa por este mar. Esta actividad turística está muy relacionada con el ocio y la vida rápida, de un solo uso, la hostelería; y es intensiva en plásticos. Hay mucha actividad humana en una cuenca relativamente pequeña y donde el agua permanece más tiempo. De este modo, la contaminación tiene más papeletas para acabar acumulándose.

¿Y a nivel global, cuál es el panorama?
Como hemos comentado, la situación en el Mediterráneo es comparable a otras zonas tropicales. Hay cinco lugares donde se tienen documentadas estas “sopas de plásticos” y que coinciden con los giros de corriente oceánica en el Índico, Pacífico y Atlántico. Pero es que se han encontrado plásticos en zonas totalmente remotas. Se está viendo que llegan al Ártico; en la Antártida ya hace tiempo que se sabe, se ha encontrado basura en islas remotas y deshabitadas. Es algo que choca mucho y que uno no se espera pero que es por efecto de las corrientes.

Plastic on Beach

¿Cree que existe mayor conciencia ciudadana respecto al reciclaje, a reducir el uso de plásticos como por ejemplo con las bolsas de plástico, en que tanto se ha incidido?
Por un lado sí que hay cierta sensibilidad pero podría mejorar mucho porque parece que nos hemos centrado mucho en algunos productos en concreto – sobre todo, en las bolsas-, y no nos damos cuenta de lo variado que es el mundo de los residuos y el mundo de los plásticos. Los hay con multitud de formas, funciones, colores y tamaños. Por un lado pensamos que se ha incidido mucho en las campañas de reciclaje dirigidas al consumidor y pensamos que la responsabilidad debe recaer también sobre los hombros de los políticos y de las empresas. Al final si tú, como ciudadano, quieres evitar los envases lo tienes muy difícil porque no te ofrecen alternativas. Incluso teniendo cierta sensibilidad hay determinados productos que no queda otra que comprarlos de plástico. De ahí que también tienen responsabilidad aquellos que te ofrecen el producto y aquellos que lo están legislando.
Por parte de los ciudadanos sí hay sensibilidad pero también la percepción que no acabamos de gestionar bien los residuos. Hemos oído mil veces la queja de “para qué reciclar, si luego está todo mezclado”, y que lleva a no separar bien y tirar los productos en el contenedor que corresponde. A nivel de sensibilidad se podría hacer bastante más por parte del ciudadano. Y tendríamos que darnos cuenta de la amplitud del problema. Hay que darle un enfoque holístico.


A veces, para seguir con el uso de envases de plásticos se aducen argumentos de tipo higiénico para la conservación de alimentos –y que en algunos casos serían cuestionables- pero, admitiéndolos: ¿qué pasa con el sobre-envasado, la cubertería de plástico, las pajitas…? Son innecesarios y se podrían ir eliminando.
Antes lo comentábamos un poco por encima pero, si no se toman medidas y se sigue con las mismas tendencias de consumo de plástico de la última década, ¿cuál podría ser el estado del mar Mediterráneo a cinco o diez años vista?
Hablamos de estimaciones y es difícil de cuantificar pero en la última década la producción de plásticos ha crecido un 50%. Ahora nos movemos alrededor de los 250 millones de toneladas. La previsión es que esa cifra aumente en 2030 hasta los 500 millones de toneladas. Es decir que prácticamente en 10 años se duplique la producción. Hablaríamos de un incremento del 1000% respecto a las cifras de 1980.

¿La producción no se está reduciendo en los últimos años?
No, no, para nada porque no se está poniendo coto. Y se trata de un material muy flexible, que es muy barato, que es muy versátil. Si no se le pone límite, cada vez vamos a tener más sobre todo en envases. Si sigue creciendo la producción y no se toman medidas sobre cómo gestionar esos residuos, el pronóstico es muy negativo. El impacto medioambiental sobre el mar va a ser muy grave y cada vez el riesgo de incorporación a la cadena alimentaria será mayor. En el Mediterráneo ya se han encontrado microplásticos en pez espada, atunes, bogas, salmonetes… //


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