Entrevistas

El Muro de Berlín

Ahora que se habla tanto de muros, repasamos el que desgraciadamente sea el más célebre de todos ellos: el que separó durante más de 25 años las partes oriental y occidental de la capital germana.

En una época como la actual donde desgraciadamente los muros y alambradas están tan en boga y en boca de muchos políticos que no sólo amenazan con levantarlos y construirlos sino que algunos ya lo están haciendo y en el propio seno de la Europa continental, hacemos un repaso al que para muchos sea posiblemente el “Muro” por antonomasia, el gran símbolo a la limitación de movimientos y libertades y un efecto evidente de una visión que en lugar de mirar hacia el conjunto se repliega sobre sí misma: el Muro de Berlín, que separó a la capital alemana en dos partes.

El Muro se construyó a comienzos de los años sesenta por decisión de la Unión Soviética y las autoridades de la República Democrática Alemana, para frenar el movimiento masivo migratorio hacia la esfera occidental. De hecho, con anterioridad a la toma de tan drástica decisión, se calcula que más de dos millones y medio de personas (de ellas, 1,6 lo hicieron en la propia Berlín) abandonaron la república germana bajo control soviético para instalarse en la parte dominada por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. Estas tres potencias se habían repartido junto a la URSS como reparación de guerra los territorios de Alemania y también de su capital tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. Las tres primeras se unieron en 1949, conformando una única república, la República Federal Alemana, con moneda única, el deutschemark, y contraviniendo todos los acuerdos alcanzados por las potencias vencedoras en los Tratados de Yalta y Postdam. Stalin, ante tal decisión y al tener encuadrada Berlín dentro del territorio bajo su control, decretó un bloqueo terrestre que fue inocuo ya que se activó un puente aéreo que abasteció suficientemente a base de decenas de vuelos a las partes de la capital germana afectadas. El bloqueo se anuló a los once meses. Ese encontronazo evidenciaba, en cualquier caso, las fuertes desavenencias entre los regímenes comunista y capitalista; recelos y discrepancias que se repetirían durante la Guerra Fría.

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12 de agosto de 1961

Sea como fuere y ya con el antecedente del bloqueo y el encontronazo entre los dos bloques, el movimiento continuo de miles de personas de un lado a otro -y especialmente en Berlín- inquietaba al bloque oriental. En 1958 la URSS pidió a los aliados que Berlín dejara de ser una “ciudad libre desmilitarizada”. De haberse autorizado, el control de sus accesos habría quedado en manos de los soviéticos. Tres años después y todavía con esa reclamación en ciernes, el verano de 1961 se puso en marcha la “Operación Rosa”, una operación que consistía en el levantamiento y construcción de un muro de más de 150 de kilómetros y que se aprobó el 12 de agosto y ejecutó con evidente secretismo pasada la medianoche cuando se cerró el transporte y vías de acceso y se prosiguió a la instalación, en una primera fase, de una alambrada de espino. La construcción del muro se ejecutaría apenas unos días después, el 18 de agosto, y requeriría del trabajo de más de 40.000 operarios. Las primeras víctimas no tardarían en llegar.

Mientras estuvo en pie más de 200 personas perdieron la vida al intentar cruzarlo. Más de 600 fueron heridas de balas. Se produjeron cerca de 75.000 detenciones durante los 28 años que el muro estuvo en funcionamiento hasta noviembre de 1989.

(extracto del artículo publicado en el número 06 de la revista «EV, entrevistas (y más) para lectores curiosos»)

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